-¡Ciudadanos del pueblo de San Jacinto Nicanor, desde este estrado me comprometo que a partir del 1º de diciembre de este año sus vidas van a mejorar al 100 %, mejoraré los caminos de terracería, repavimentaré la carretera, habrá préstamos a los agricultures y sobre todo los apoyaré para hacer crecer el campo, gracias a todos por su apoyo-. Cerró el candidato ganador de las elecciones en el pequeño pueblo de San Jacinto Nicanor.
Entre la multitud de aplausos había 2 señoras de la 3ª edad, doña Agustina y doña Crecencia: - Oye Agustina, ¿Quién es el nuevo presidente municipal?- . -Se llama Alfonso, es hijo del difunto Vicente y sobrino de doña Eufrosina la hija de la difunta Josefa. Está jóven, dicen que estudió para abogado hayá en la capital y que cuando regresó acá nomás no encontraba trabajo y no le gustaba el campo, se le vayan a romper sus manitas al cabrón; como no encontraba trabajo se fue de “mojado" al otro lado, vivió muchos años en Los Ángeles y trabajó en un despacho pero lo corrieron porque no sabía hablar ingles, y dicen-fue bajando la voz- que dejó un hijo ayá en los “uinaites”.
Regresó para acá y se casó con Ana Bertha, la hija de doña Gabriela, tuvo dos niñas, una creo que se llama Jimena y otra Cristál. Trabajó como gato del presidente municipal y ganaba bien el hijo de la chingada pero era bien borracho y acada rato lo sacaban de la cantina de don Andrés bien tomado; dicen que el anterior presidente lo elijió porque fue la primera persona que vio en su oficina, y pues este señor le dio la presidencia nomás porque sí. Y dicen que tiene amigos que son narcos y que le dieron la presidencia con tal de que les dejaran vender su chingadera esa de mota o tota una madre así que apendeja a la gente. Pero ya que Crecencia el es la autorida-.
-¿Y tú como sabes tanto de este?- repuso la otra anciana- Pues todo eso lo sabe el pueblo, pero como aquí ya es una tradición votar el partido de ese güey nadie hace nada.
JLEG. 4 Abr. 13
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