Un día cualquiera un hombre es abandonado por su esposa sin alguna razón aparente. Él la ama, desde que está con ella le ha sido fiel y cree haberla hecho feliz; sin embargo, ella guarda en su interior algún sentimiento desconocido que la obliga a marcharse para siempre dejando apenas un escueto mensaje que no explica gran cosa, pero que es capaz de dejar completamente desolado al hombre. El pretexto o referente de la historia es el terremoto sucedido en Japón en 1995, cuando murieron miles de personas y la ciudad de Kobe quedó como el hombre del relato, prácticamente destruida.
Esto es lo que nos cuenta Murakami, un experto en narrar historias íntimas y cotidianas, al principio de su libro de relatos “Después del terremoto”; es el preámbulo que nos ha de llevar a través de una serie de textos finos, llenos de sentimientos y reflexiones, hasta el corazón mismo de cada uno de los personajes. Todos los relatos tienen como hilo conducente el terremoto y haciendo alusión a ello en cada historia, se suceden los hechos que marcarán el destino de cada hombre y mujer que vivieron o estuvieron muy cerca de la tragedia. Hay mucho amor y mucho dolor en esa muchacha que acompañada de un hombre maduro en una playa solitaria, prende fogatas con la madera que arroja el mar durante la noche. Y no cualquier fogata, porque cada una de ellas es verdaderamente especial.
Murakami cuenta casi en voz baja, con suavidad, como si lo hiciera para él mismo y nosotros tuviéramos que estar muy atentos para no perder sus palabras, los secretos que va desgranando ante nuestros ojos. Así, va descubriendo que en el camino de cada ser humano es posible la soledad pero también la esperanza, el dolor lacerante pero también el amor. De pronto, a la vuelta de alguna frase, no somos ya lectores, sino alguno de los personajes viviendo en carne propia la tristeza, la melancolía, la angustia de no poder estar al lado de los seres que amamos.
“Detesto luchar. Pero lucharé porque eso es lo que debo hacer. Será una batalla sin cuartel. Es posible que no regrese con vida. También es posible que acabe mutilado. Pero no huiré. Porque tal como dijo Nietzche: El grado más alto del conocimiento se alcanza con la superación del miedo”.
Existe en cada relato un halo misterioso que a ratos logra mostrarnos el otro lado de las cosas, el lado oscuro, ése que nunca logramos ver o del cual tenemos atisbos pasajeros que logran mostrarnos su existencia. Las cosas se ocultan, pero a ratos se desocultan. ¿Quién mueve realmente los hilos del destino?...porque como bien afirma Murakami:
“Lo que ven nuestros ojos no tiene por qué ser forzosamente la verdad. Mi enemigo es, a la vez, una parte de mí mismo”.
El libro cierra con la que considero en mi opinión la mejor historia. Una relación amorosa frustrada que duele, que desasosiega, que puede matar; combinada con la desbordante imaginación de un relato para niños.
No suelo ser muy elocuente en mis juicios, las más de las veces permanezco callado por temor a equivocarme o a las burlas, la timidez me gana y dejo pasar muchas cosas buenas que podrían mejorar mi vida, mi autoestima. De algún modo hay que terminar este texto y quiero finalizarlo así, entre confundido y un poco inconforme, por no saber con certeza hacia donde he llevado mi vida, mis ilusiones, mis amores.
“Se acerca la locomotora…”
Ojalá no me aplaste bajo sus ruedas…
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