¡Qué pereza!
Las nubes siempre son negras cuando uno se levanta a las 4 de la mañana. Yo me levanto a las 4 de la mañana, mis nubes siempre son negras.
Tan negras como mi novia, tan negra.
Ella duerme conmigo, pero solo cuando yo duermo con ella, y es tan negra como las nubes de las de 4 de la mañana, es tan negra que cuando me levanto no la veo, cuando me levanto yo solo veo oscuridad, y la oscuridad se ve, pero no se distingue nada en ella, mientras duerme no se distingue nada en ella, por eso cuando mi negra duerme yo me concentro más en ella, porque ella en la oscuridad se pierde, y si ella se pierde yo no distingo nada, y si yo no distingo nada me pierdo, yo me pierdo sin mi negra.
En algún momento me tengo que levantar, y hacer esas cosas mecánicas de siempre:
Sentarme en la cama, hacer esfuerzo por abrir los ojos, caminar a tientas al baño, golpearme torpemente con algún zapato o cualquier cosa que haya en el piso, sentir la taza del inodoro y levantar la tapa pa’ que mi negra no me regañe…orinar y sentir pereza, abrir la ducha y bañarme con agua fría, secarme, salir, vestirme.
Nunca prendo la luz, aunque utilice agua fría si todo es negro yo no distingo, y si no distingo es como si fuera un sueño, y como es un sueño busco a mi negra, ella es mi sueño, mi negra.
¡Qué sueño!
Lo único que me hace saber que estoy despierto es que cuando despierto huele a viejo y ha guardado, y huele a mujer y a hombre, lo único que me hace saber que estoy despierto es que huele. Cuando uno sueña no huele, a nada, o al menos yo no me acuerdo.
Cuando estoy vestido miro el cielo y se ven las nubes como mi negra, ya el día es más claro, y como a esas horas en que el sol se ve redondo y bajito como una yema de huevo duro, solo que más brillante, también se ve más brillante ella, se despierta, me mira con sus ojos grandes y negros, su pelo crespo, sus dientes blaaaaancos, blancos, me mira y sonríe.
Y cuando ella sonríe, yo se que estoy despierto, porque cuando uno duerme nunca es tan feliz como cuando la negra lo mira a uno, y ella sonríe y yo recuerdo su nombre, y ella sonríe y yo pienso en Chocolatina, chocolatina mi desayuno, Chocolatina ella.
Y entonces sé que estoy despierto.
Yo amo la chocolatina, yo amo a Chocolatina.
El amor debe ser como estar despierto. |