Respiro profundo y me sabe a cenizas,
cierro mis ojos y te miro a través de un cristal,
con ese respeto único con el que se debe mirar a través de los cristales.
Pareciera que hace tiempo hay algo errático en el aire.

Respiro profundo y me sabe a canción repetida,,
pienso en lo que ha muerto en mi cabeza,
¡Dios que pesadez, llevo un muerto hecho pensamientos!
Debí haberlo enterrado hace ya tiempo.

El aire seco, la piel agrietada,
el cierzo en la nuca,
el corazón para la estaca.
La sesera un albergue de nimiedades.

Respiro profundo y me sabe a penitencia.
Como un cachorro me muerde los tobillos
la agonía de retenerte.
¡vuelve y habita mi cadáver!

Todo lo que tengo son destellos de ti
en el percolado de mi alma agusanada.
Tu ausencia, tu inocencia, nuestra historia acabada.
Tú que no vuelves y alrededor no hay nada.