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Cuando Matías Suarez cumplió noventa y cinco sus hijos, sus nietos, biznietos y tataranietos organizaron una gran fiesta. Por extraño que parezca la figura central de la fiesta fue el tío Ignacio. Ignacio fue profesor de la escuela primaria de Matías. En épocas de barbaras naciones tener escuela primaria podría compararse con tener un doctorado de la Universidad de Oxford. La provincia sureña de Neyva designó a Matías para estudiar telegrafía en la Telegraph industries de London. Todo comenzó porque la casa Lara decidió importar de la Ford un automóvil y era necesario coordinar su transporte en champan desde Barranquilla hasta Girardot y Neiva y ello solo era posible vía telégrafo. En aquel tiempo en Colombia no existían carreteras y todo se hacía a pié y a lomo de mula y el rio Magdalena era la arteria fluvial para el ingreso de mercancías y para la exportación de quina y tabaco. Se viajaba desde Baranquilla en el océano atlántico hasta Girardot en barco de vapor y de allí a Neyva en champán tirado por sogas por el sindicato de bogas del rio magdalena. Terminada la labor de enlace Matías sería el encargado de la oficina de correos, telégrafos e insortaciones. En la época se buscaba con despachos cablegráficos a toda pareja que se fugar de su hogar de residencia sin contraer matrimonio y a ello le llamaban insortar. Llegó el carriol de Ford en piezas acompañado de los técnicos los cuales lo ensamblaron en un par de días. Cuando lo sacaron a la calle la gente se abalanzó y el prefecto ordeno colocar vigilantes en cada esquina para avisar su paso y evitar accidentes. Probablemente fue la primera legislación sobre tráfico automotor que hubo en Colombia. |
Texto agregado el 04-01-2014, y leído por 216 visitantes. (1 voto)
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