Varios instrumentos musicales se han reunido, el lugar de encuentro ha sido un duraznero; pues a muchos de ellos les gusta comer duraznos. El piano llegó en un hidroavión, fue el último en llegar, todos lo vieron llegando por el río que se sitúa al lado del árbol de fruta. La flauta dulce trajo lucios para compartir con todos sus congéneres, y al principio todos estuvieron disfrutando los alimentos de manera tranquila. El arpa los invitó a todos cordialmente a visitar su panteón y les contó que hace poco había muerto su bisabuela, le había dado un ataque cardíaco en el que todas sus cuerdas se le rompieron; todos le dieron su más sentido pésame.
Cuando el piano descendió de su vehículo, todos lo miraron admirados, pues entre ellos lo respetan mucho por considerarlo uno de los instrumentos más difíciles que existen, sin embargo muchos lo ven como un dictador que cree que es el mejor instrumento que existe. El piano se acercó a los demás cabizbajo, todos se dieron cuenta y le preguntaron que qué le pasaba, él les respondió que estaba deprimido pues había pasado de ser utilizado para obras de Franz Liszt a canciones populares; dos de sus hermanos, el órgano y el teclado, lo abrazaron como símbolo de comprensión de su estado anímico. El piano añadió, además no me aplicaron anestesia para poder tocar esas simplezas; la mayoría bajó la cabeza para no ver la cara de tristeza del piano. Estaban dialogando por grupos, los de cuerda estaban bajo la sombra del árbol, mientras que los de viento y los de percusión estaban recibiendo el sol.
La flauta dulce, como es sanguínea, comenzó a hacer facetadas para que todos se rieran, y consiguió sacarles una sonrisa a casi todos. Una lloica se posó sobre una de las ramas de la planta, y el saxofón la espantó con un do grave. El violín les recitó una oda y todos lo aplaudieron fuertemente. El guitarrón como es tan glotón, se zampó varios chocolates mientras conversaba con sus compañeras la guitarra acústica y la eléctrica. Los de viento están practicando el ceceo, pues no logran pronunciar bien el sintetizador. El timbal le recomendó al piano la kinesiterapia para que volviera a la normalidad, el piano aceptó el consejo con humildad. ¡Ufa! Dijo el tambor, estoy sudando de lo acalorado que estoy, al oír a su compañero de la batería, un platillo le pasó una botella de agua para que tomara un poco, el tambor tomó un sorbo y se sintió más equilibrado.
Luego el clarinete hizo una pregunta que generó una terrible polémica, se la hizo a sus compañeros de viento, y luego el tema se trasladó a todos los presentes: ¿cuál es el mejor instrumento? El primero que demostró que estaba bravo fue el requinto, les dijo a todos: mi sonido es original no se compara con ninguno. Todos comenzaron a discutir con fiereza, la pobre guitarra acústica estaba tan asustada que gagueaba cada vez que pretendía insultar a los demás. La controversia pasó de ser verbal a física cuando el piano le dijo a la pandereta que sus sonidos eran como un rebuzno, una pelea sin igual comenzó, todos contra todos se agredieron de una forma descomunal. La flauta dulce hizo unos sonidos espantosos para dañarles los oídos a los demás, el piano se agarró con el órgano y le lanzó varios sostenidos como si fueran disparos, los cuales mataron al pobre órgano. El arpa cogió sus cuerdas y ahorcó a la guitarra eléctrica. La pandereta no aguantó ver a sus amigos matándose y se suicidó quitándose una a una sus ferreñas. El tambor retó a un duelo al timbal y se dieron tan duro que destruyeron sus parches, por lo que fallecieron. Al final de la batalla todos los instrumentos murieron en medio de la más horrenda crueldad. Nadie sobrevivió.
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