Joselito Hernández era un niño sagaz ,inteligente, muy simpático, como todos los de su edad impregnado de una bella inocencia. De familia humilde, su padre hombre cabal y trabajador se valía para que en su hogar no faltara lo esencial, pero sin permitirse ninguna clase de dispendios. Era el menor de tres hermanos, dos mujeres las cuales le aventajaban en años . Nuestro personaje, cuando acaeció esta historia contaba seis añitos.La gran ilusión de Joselito por no decir la única era una bicicleta, pero el precio de una bicicleta en 1958 era prohibitivo para la economía de los Hernández.
Como todo niño con la ayuda de su hermana mayor escribió su carta a los Magos de Oriente, con una sola petición la bicicleta, su hermana viendo la decepción que le venía encima trataba quitarle de la cabeza el deseo, pero él seguía empecinado, a todos los razonamientos, excusas, respondía con la misma frase, este año si, he sido muy bueno y los Reyes me traen la bicicleta, todos los intentos fueron inútiles para disuadirle.
Llegó la noche de Reyes, en el pueblo se preparó la tradicional cabalgata, evento sencillo pero emotivo, la encabezaba una comparsa navideña cantando villancicos, portando teas encendidas, jóvenes revestidos de Magos a caballos, otros de pajes a pie, a los que se unían una rehala de mulos cargados de juguetes que los padres con sigilo y sin ser descubierto llevaron a la parroquia perfectamente reseñados para que a lomos de los équidos fuesen repartidos a los niños domicilio trás domicilio.
Gerardo el hijo del carpintero uno de los organizadores, socarrón, bromista, un tanto inconsciente, se le ocurrió cambiar la etiqueta del regalo del hijo de don Raimundo, el empresario más rico y poderoso del lugar, con la de otro niño escogida al azar, resultando ser la de Joselito., Los reyes de Raimundito no eran otros que una bicicleta, por cierto la única entre todos los regalos, los de Joselito un camión de lata.
La comitiva emprendió la marcha, entregando a cada niño su paquete correspondiente, muy pronto llegaron a la casa de Joselito, cuando el paje le mencionó, el corazón se le aceleró por segundos , comenzó a gritar y a dar saltos de alegría. ,¡ Lo sabía, lo sabía !, los Reyes me traerian la bicicleta. Su madre quedó conmocionada, inmóvil, sin poder articular palabra, no dando fe a lo que estaba ocurriendo, no atinaba a reaccionar, en un pis pas Joselito estaba pedaleando feliz y contento , tocando el timbre insistentemente, gritando a todos, mirad que bonita es, me la han traído los Reyes. La buena señora no sabía como actuar, viendo el estado del niño no se atrevía a desvelar la cruda realidad.
Pasó un buen rato antes que se descubriera el desaguisado , una vez conocedor de los hechos don Raimundo montó en cólera,hecho un basilisco , recorrió la Calle Mayor, cruzó la Plaza de la Iglesia , encaminándose a la Calle Molinillos, con la intención de recuperar lo que era de su hijo, no sin soltar exabruptos, amenazando con la Guardia Civil, por supuesto que exigiría responsabilidades a los culpables, incluso ante el Juez si fuese necesario. Nada más llegar a la calle Molinillos , se topó con Joselito , el niño emocionado, henchido de felicidad repetía , don Raimundo los Reyes me han regalado la bicicleta que les pedí, porque he sido bueno, a todo esto el papa de Joselito, con disimulo lo apartó del lugar. Señor no soy capaz de decirle la verdad a mi hijo , yo le pagaré como pueda, pediré el dinero prestado pero por Dios no le haga añicos la ilusión , que no pierda la inocencia antes de tiempo, don Raimundo conmovido por todo lo visto,quizá afectado por el espíritu navideño o porque el papá de Joselito era un trabajador muy bien valorado por el rico empresario, en un ataque de generosidad, cualidad que practicaba más bien poco, le respondió , mira Hernández no me tienes que pagar nada porque nada me debes, la bicicleta ha sido un obsequio de los Magos de Oriente a tu hijo, voy a ver que le han traído a Raimundito, no sin ironía prosiguió me temo que tu lo sabes. Ya me las apañaré con el niño y la madre, no tienes porqué preocuparte,
Joselito en la actualidad pasa de los sesenta, todos los años puntualmente escribe la carta a los Reyes. A pesar de los años , sigue teniendo la firme convicción que su primera bicicleta fue un regalo de los Reyes Magos. Por cierto que la vida le deparó la oportunidad de agradecerle y compensarle a don Raimundo el gesto que tuvo la noche de Reyes de 1958, pero eso ya es otra historia.
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