De corazón parte 5
Fue imposible detenerlo. Regresé al trabajo diario sin descanso, sin salir a ningún lado, lo único que me mantenía era mi religión. Todas las noches extrañaba a Salvador, sus manos, sus buenos tratos aunque yo siempre fui indiferente con él. Se acercaba la nochebuena y el fin de año, todos regalaban cosas, daban buenos deseos pero me seguía sintiendo vacía aunque ya no como antes. Saliendo de la congregación recibí una llamada que me dejó helada.
-¿samia? Habla Arturo
-¿qué pasa?
-¿dónde estás?
-saliendo de la iglesia. ¿Pasa algo?
-sí, Carlos está muy malo en el hospital están esperando ya que pase lo peor.
-¿pero cómo? ¿En qué hospital está?
-en hospital donde trabajaba Salvador.
-muy bien voy para allá
No pude llegar a tiempo, cuando llegué a urgencias él ya había fallecido. Arturo se encargó de hablar con salvador. Y a las 6 de la mañana él ya estaba en la funeraria para darle el último adiós a Carlos, que era escritor y era famoso. Familiares y amigos entramos por la puerta de atrás para evitar a los medios. Un pastor de otra iglesia cristiana dio un mensaje hermoso a todos los asistentes en la sala, al escuchar al pastor sentí que alguien se paró detrás de mí y levemente me tocó el hombro y pude oler su fragancia tan él gente y sin voltear pude saber que se trataba de Salvador. Con mi mano derecha toque su mano y él tomó la mía.
Cuando el pastor terminó de hablar la hija de Carlos, Adela se paró enfrente de todos y dijo lo siguiente.
-quiero agradecer a todos los que están presentes en este día tan difícil para mi madre, mis hermanas y para mí. Mi padre dejó un folder que su contenido son algunos sobres que tienen el nombre de personas que se encuentran aquí, no sé qué es lo que digan estos sobres pero se lo voy a entregar.
Y se dispuso a entregar unos sobres. Había demasiada gente en la sala y los medios de comunicación estaban afuera esperando alguna entrevista de la familia. Adela muy afligida se acercó a nosotros y se le pudo demostrar nuestro dolor.
-siento mucho lo que pasó. – dice salvador a Adela.
-gracias por su apoyo.
-tu papi tenía una cita con Dios, pero ten fe que algún día todos nos vamos a reunir, esa es la promesa que nos hace nuestro padre celestial.
-gracias – dijo ella y se rindió a mis brazos llorando.
Salimos de la sala para respirar aire puro.
-apenas lo puedo creer – expresa e.
-el fin del sufrimiento es cuando aceptamos, el no aceptar causa dolor. No pongas resistencia. Sé que es difícil pero hay que darle tiempo al tiempo. ¿Y cómo te va en Chile?
-no muy bien. Las cosas no andan bien.
-¿y qué piensas hacer?
-no sé, no me he podido colocar en ningún hospital. ¿Y tú como has estado?
-bien, trabajando y voy a la…
-perdón que los interrumpa, mi papá dejó estos dos sobres para ustedes.
-gracias – dije.
Abrí el sobre y decía lo siguiente.
Tener fe es “CREER” en lugar de recurrir a la duda, que es lo más fácil. Si la llama de la confianza se extingue, entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo. Para muchos creer en nuestras bondades, posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros semejantes, es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros. Pero todavía hay una forma más elevada de creer. Saber que nuestra vida está en las manos de Dios y que Él es quien cuida de nosotros.
-puedo ver tu tarjeta - expresé
La tarjeta de él decía.
Tener fe es “ACEPTAR” lo que Dios permite en nuestra vida aunque no lo entendamos, aunque no nos guste. Si tuviéramos la capacidad de ver el fin desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por qué a veces conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a nuestra razón y a nuestros deseos.
Continuara…
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