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Inicio / Cuenteros Locales / elorpar / Lo que no se ve no existe

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Se dice que hubo una vez dos monstruos que no tenían nombre a pesar de que era lo que más deseaban en este mundo. Un día decidieron remediar su necesidad y para hacerlo se dividieron; uno iría hacia el este y el otro hacia el oeste. El primero llegó en su búsqueda a una aldea y allí conoció a un herrero que no tenía fuerza suficiente para hacer su trabajo. El monstruo le propuso darle su fuerza a cambio de su nombre y el herrero aceptó. Durante un tiempo el herrero fue el héroe de la aldea: todo podía fabricarlo y tenía muchos clientes y admiradores, pero el monstruo se había metido dentro suyo para adquirir su nombre y al cabo del tiempo empezó a tener mucha hambre. Al final, cuando el monstruo no pudo controlar su hambre... ras ras glup glup srap srap, se comió al herrero y volvió a quedarse sin nombre. Así pues reemprendió su viaje en búsqueda de un nombre, pero siempre le ocurría lo mismo pues acababa comiéndose las personas que le daban uno.

Al final llegó a un palacio y allí conoció la triste historia de un príncipe enfermizo y cómo sus padres no sabían qué hacer para darle fuerza. El monstruo entonces se introdujo dentro del príncipe y le dio fuerza a cambio de su nombre. El príncipe nunca había estado tan sano ni el monstruo tan contento, así que a pesar de su enorme hambre no se comió al principito. Al cabo del tiempo, y como no quería perder su bonito nombre, se comió a toda la corte real y al pueblo que rodeaba el palacio para saciar el hambre que le atormentaba.

Entonces, al no tener a nadie con quien relacionarse en el pueblo ni en la corte el monstruo volvió con el cuerpo del príncipe al punto de partida en su particular odisea, y entonces se encontró con el monstruo del oeste. Contento de verle le saludó pero éste no le reconoció y le atacó. Tuvo lugar una feroz lucha y al final el monstruo del este venció, dando muerte al del oeste.

En ese preciso instante, el monstruo del este empezó a llorar.

- Tanto esfuerzo y sufrimiento para conseguir un nombre, y ahora no me sirve de nada porque ya no queda nadie que pueda usarlo ni recordarlo. ¡Con lo bonito que era!

Texto agregado el 01-01-2014, y leído por 277 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
30-06-2014 ¿Te recuerdas de esto? “Y miren lo que son las cosas, porque para que nos vieran nos tapamos el rostro; para que nos nombraran nos negamos el nombre; apostamos el presente para tener futuro; y para vivir… morimos. Sub comandante Marcos”. ZEPOL
02-01-2014 Planteas un asunto fundamental: la otredad como necesaria para el existente... felipeargenti
02-01-2014 Me gustó mucho tu cuento. Lográs captar la atención del lector y no soltarla hasta el final, donde dejás suspendido un enigma para que cada quién lo interprete. Muy bueno. biyu
 
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