TU IMAGEN OSCILANTE EN UN PÉNDULO EN EL SUBCONSCIENTE (SUEÑO)
Como una premonición tu imagen recurrente. Primero la noche, la madrugada, y luego el día poco a poco fue encontrando un matiz diferente, azul marina parece ser pero esa sensación en algo se relacionaba con los hechos que se desarrollarían en ese mismo entorno solo separado por el tiempo. En su lucha por descifrar su estado trataba de hilvanar sus recuerdos, sus relaciones, sus pasos, sus errores, sus aciertos… hasta que encontró escondida en una caja de madera, que alguien había desechado, un texto con la palabra “mañana” en alto relieve.
Ya había estado ahí, la mañana fría por demás, cambio de manera súbita, y de nuevo el calor insoportable se apoderaba del pueblo. En la calle desértica se veía el reflejo de los rayos penetrantes del sol que lo perseguían en su carrera frenética por alcanzar el torrente de la acequia que surcaba el pueblo. Envidia, pensó, debió sentir quien lo vio penetrar raudo y extasiado en el caudal de agua fresca del canal de riego. En ese momento los recuerdos volvieron a ser vagos, la imagen femenina oscilante como en un péndulo parecía verse en retrospectiva, para de golpe entrar en un estado de inconciencia.
Días después no recordaba con certeza si fue real, y una vez y otra vez la pregunta que lo asalta cuando estas más expuesto ¿Por qué el encuentro con esa persona te puede dejar la sensación de lo perfecto, cuando la perfección no existe? es cuando de manera demandante o quizás instintiva apeló a pensar en no fatigar el esfuerzo puntual que busca su encuentro, y siempre estar, siempre.
De nuevo aparecería en el lugar donde la vio por primera vez. El parque… Una estructura formada por cinco jardineras triangulares, en medio de las cuales nacen senderos adornados con tablones rojos, separados por una mescla de granito gris que embellece contrastando con el verdor de los árboles frutales típico de la región, rutas conducentes a un obelisco que se levanta casi hasta el cielo señalando la estrella mayor. A las cinco y treinta de la tarde, y como una premonición la imagen recurrente, oscilante. Cabello ondulado y silueta armoniosa. Una fotografía de tamaño real en un péndulo que refleja una luz intermitente, y otra vez trastocado a un estado de inconciencia.
¿Quién eres tú?
Que puedes cambiar de manera radical un estado de ánimo, que puedes hacer sentir que lo anterior fue apenas una sensación temprana e insignificante comparada con la actual, llenando de paso de inconformidad la sensibilidad que penetra los poros por ti. Eres un cumulo de sensaciones diversas, contrarias, encontradas que desafiantes me obligan a buscarte, a ignorarte, a alejarme, a acercarme, a encontrarte, a perderte, a odiarme, a quererte, a amarte hasta la inconciencia… Quien eres, tú a quien no puedo soportar a mi lado sin pretender el abrazo sin límites de tiempo, sin límites de espacio, que asume ignorar la voz perturbadora que te impide continuar acicalando si indefectiblemente la pieza terminó, que me llena de tranquilidad la compañía a pesar del nerviosismo y los latidos acelerados que intento ocultar, porque el mundo a tu lado es lo que importa ¿a quién le importa? solo a mí me importa, y se despierta el temor de perder lo intangible por el apremio de la responsabilidad, que hasta siempre nunca nos llevaremos.
La locura, la inconciencia, la placidez, el desamor, el dolor, el amor…
Para en la incongruencia reconocer; esto lo debí decir antes de la muerte…
O buscar una pronta salida, una puerta en el traspatio para el escape de emergencia, una nueva situación premeditada al cambio en el subconsciente, un remezón que me libere del estado actual, un baque que me saque de este sueño. |