La familia Ramírez logró reunir en una fiesta de navidad a varios parientes de distintos países del mundo, vinieron personas de cada uno de los cinco continentes a intentar celebrar el veinticuatro de diciembre; nunca antes habían podido reunirse todos los pertenecientes a ese apellido y por eso había una gran expectativa de celebrar con alegría. Los cristianos saben que ese evento es un bastión de su religión y quieren aprovechar la oportunidad para predicar de sus convicciones. Todos llevaban gabardinas pues se encontraban en invierno en el año en el que se reunieron, los que venían de Alemania llevaban trincheras que los resguardaban muy bien del frío. A los niños los agruparon en el patio de la vivienda en la que estaban y les dijeron que se pusieran a garabatear mientras los adultos hablaban cháchara.

En el patio estaban haciendo una construcción que tenía una pequeña zanja en la que un niño se cayó y se golpeó, pero ninguno de los adultos se dio cuenta pues estaban teniendo una conversación muy polémica; afortunadamente el infante no sufrió alguna lesión grave. A pesar de que algunos decían que sus dogmas no les permitían beber alcohol, todos aceptaron el receptáculo en el que les dieron cerveza. Los que venían del oriente empezaron a coger las asas de sus recipientes con mucha fuerza para mostrar lo cabreados que estaban. La controversia empezó cuando se cuestionaron qué estaban realmente celebrando, dejó de ser menuda, cuando uno que venía de la India les dijo a los demás que eran unos gamberros, con lo que el ambiente se tornó violento. Antes de ponerse a discutir, intercambiaron algunos regalos y se criticaron entre sí diciéndose que eran unos chapuceros y manazas, pues los papeles de regalo estaban arrugados y eso le disgustó a algunos, también se insultaron haciendo alusión a la contextura física; unos que venían de Francia que tenían obesidad mórbida, fueron insultados diciéndoles que eran unos achaparrados parecidos a los cerdos. En fin, insulto fue e insulto vino.

En medio de la acalorada discusión, algunos se pusieron en jarras, lo cual culturalmente para ellos significaba que estaban prestos a una agresión física. El repiqueteo de uno de los presentes sobre una pared aguzó la violencia que ya no podía contenerse. Nada de lo que decían los ponía de acuerdo, algunos cristianos decían que estaban celebrando el nacimiento de Cristo, otros cristianos decían que la celebración era por la muerte del mesías, sin embargo, unos creían que Jesús había nacido en el año mil ochocientos, otros decían, que había nacido en el año trescientos, y otros cristianos reconocieron que no sabían cuando había nacido ese viejo. Los islamistas decían que estaban conmemorando el nacimiento de Mahoma, otros decían que su muerte, y algunos más pensaban que el evento era por el nacimiento de Alá.

Una conclusión pacífica apremiaba, pero no llegó. Los agravios continuaron, las palabras se cruzaban de un lado a otro: troglodita, ignorante, hijo del demonio, fueron algunas de las palabras que utilizaron para denostarse. A las mujeres que eran esbeltas les decían que se estaban volviendo esqueléticas, mejor dicho, aprovecharon todo lo que pudieron para ofenderse entre sí. El debate continuó, los budistas aducían que el festejo se debía al nacimiento de Buda, estos fueron los primeros en sacar sus armas blancas para eliminar a todos los que no habían alcanzado la iluminación como ellos. Los que pertenecían al hinduismo se controvirtieron, las posturas estaban divididas, pues algunos son hinchas de Brahmá, otros de Visnú y otros de Shivá, éste último no tiene muchos seguidores porque no tiene muchos brazos, lo cual le quita puntos.

Nadie iba a poner la cabeza gacha, aunque estuvieran equivocados, el orgullo no los iba a dejar reconocer su error. Uno que era chamán, que creía poder curar el sufrimiento humano, aplicó sus conocimientos de artes marciales e hizo sufrir a muchos de los asistentes con sus certeros golpes, mató a varios con sus tácticas. También había representantes de religiones afroamericanas, uno de ellos que usaba muñecos de vudú, tenía listos todos los muñecos de los que estaban en la celebración y utilizó su magia para torturar a algunos de los que estaban allí. Los niños, que no tenían la culpa de nacer, también fueron asesinados en medio de la trifulca. Finalmente todos se mataron mostrando lo hermoso que es, la: diversidad en navidad.