Capítulo 5: El campamento

En medio del desierto de El Cairo, casi como un oasis, se erguía el campamento de Abdul aunque, obviamente, carecía de todo lujo no se veía un lugar incomodo, habían dos tiendas que aunque eran pequeñas se veían lo suficientemente buenas para instalarse, en medio de ellas había una especie de “fogata” improvisada y un poco más allá estaba un mesón muy grande en el que se exhibían distintas herramientas destinadas a la excavación minuciosa.
Apenas los jóvenes dejaron sus pertenencias en la carpa que el doctor dijo que les pertenecía, se sentaron alrededor de la fogata a conversar y ponerse al tanto de la investigación.

Laura sentía como el imperioso viento del desierto azotaba sus largos cabellos, había idealizado como iba a ser la sensación estando una vez en El Cairo, pero nada se comparaba a ello, sí cerraba los ojos casi podía ver con la imaginación a los antiguos faraones junto con sus reinas dando un paseo por las arenas, el lugar ciertamente tenía algo de mágico y su hechizo no dejaba de atrapar a la chica.

-Laura, cuando recibí tus trabajos quedé impresionado, tu información era exacta, especialmente en aquél de la Reina Nefertiti- Dijo Abdul mientras le extendía un cuenco con algo parecido a una sopa.
- Gracias Abdul , me gustan todas las culturas pero definitivamente la egipcia es mi predilecta , me gustaría aprender más de ella sobre todo del misterioso faraón Tutankamon del que casi no sé nada – Respondió Laura recibiéndole el "plato" al doctor , estaba hambrienta y en ese instante parecer de paladar refinado no era un opción para su estómago.
- Estás de suerte, porque justamente nuestra estadía acá es por él, iremos a su tumba recorreremos los mismos lugares por donde pisó y desentrañaremos el enigma detrás del hombre de la máscara de oro – Informó el hombre con una chispa en sus ojos que por un instante lo hizo verse joven.
- La excavación ¿comenzará mañana? – Preguntó Eduardo después de sorber su tercer plato de caldo.
-Cuanto más pronto mejor, mañana temprano nos pondremos en marcha con ayuda de unos egipcios que necesitan un poco de dinero, pero, ahora vayan a dormir un poco, lo van a necesitar- Ordenó Abdul.

La noche no tardó mucho en llegar los chicos entraron a su carpa, era agradable descansar en una hamaca después de todo aunque ya estaba oscuro hacía mucho calor, no paso ni siquiera una hora cuando Laura escuchó unos fuertes ronquidos provenientes de su marido , el joven tenia sus rizados cabellos mojados por la temperatura y su cuerpo yacía en la hamaca en una posición bastante extraña.
- Debes estar muy cansado, generalmente no ronca- Musitó para sí la muchacha que no podía conciliar el sueño estaba demasiado activa como para dejar que el peso de sus párpados le ganara a su ansiedad, quería que la mañana llegase pronto, ya se creía explorando la cámara mortuoria del faraón con esa ilusión fue poco a poco cayendo en los brazos de Morfeo.
Laura no hubiera pensado jamás que esa tumba que tanto le quitaba el sueño iba a ser la causa de todos sus pesares futuros.