Aun el público de aquel dichoso artista no llega, se siente a la expectativa de poderlos encantar con sus palabras, con actos de magia que salen de los libros y son guiados por una pisca de imaginación y originalidad, hacer sonreír rostros inocentes, con brillo en los ojos y vislumbrados por la belleza de cada partícula que conforma lo que le rodea, poderlos mirar a las ventanas del alma para sentirse seguro, confiado de lo que hace… porque sabe que su caminar junto a ellos será enriquecido por la majestuosidad que trae cada uno dentro. A la expectativa de continuar moldeándose como una vasija de tierra suave, que con el pasar del tiempo se endurece pero refrescado por agua cálida que proviene de picardías, sonrisas, pataletas, y un sin fin de emociones que acarrean niños, niñas, adolescentes y jóvenes a la expectativa de perfilarse también, como aquel dichoso artista llamado MAESTRO.