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Inicio / Cuenteros Locales / CJVR / La verdadera historia de Natalie Portman (VIII)

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Un giro inesperado

-¿Estás seguro que es este? –Preguntó Fred-. Parece demasiado descompuesto y no creo que un cuerpo se descomponga tan rápido.
-¿Por qué no toma una muestra de ADN? –sugerí.
-Buena idea.
Anderson cogió una pequeña muestra del cráneo y la colocó en un frasco.
-Fred llame a medicina forense.
Luego de una hora llegó un auto. Cogieron el cadáver y se
lo llevaron.
-Sáquele una muestra de ADN a esto. Anderson le entregó a un hombre la muestra. Se fueron.
-Será mejor regresar al hotel –dijo Anderson.
Fred nos dejó en el hotel. Subimos a nuestra habitación y Anderson llamó a Caroline.
-¿Hola?... soy Anderson. Quería decirle que encontramos un cuerpo en la playa… ¿qué?.. Guau, que serio… bien, adiós.
-¿Quién era? –pregunté.
-Caroline (suspiro) –Anderson se sentó en la cama-. Su situación es crítica: Le están pidiendo $10,000 por liberar a Natalie.
-¿Pero que no está muerta?
-Si… pero me dijo que hasta sonó su voz.
-¿Y el testimonio de Andrew?
-Lo se… ¡Ah, odio cuando me pasa esto!, mejor vamos a ver a Fred… ¡Fred!
-¿Qué ocurre?
-Natalie aun está con vida.
-¿Qué, pero y el cadáver?
-Caroline dijo que la llamaron ayer.
Al decir esto entró un hombre que se dirigió a Fred.
-¿Qué ocurre?
-Quiero reportar un caso de violencia.
-¿En que lugar?
-No lo recuerdo.
-¿No lo recuerda?
-No. Tengo una memoria que me traiciona con facilidad,
pero le puedo asegurar que está a 20 calles de la carnicería.
Fred miró a Anderson.
-¿Violencia intrafamiliar?
-No. Los gritos eran de mujer y Steve es un hombre divorciado.
-¿Cuándo ocurrió?
Ayer por la noche.
-Gracias, iniciaremos prontamente.
Nuestro hombre salió e inmediatamente entró un forense con una sonrisa en su rostro.
-¡Gracias! –Dijo el forense- ¡Gracias!
-¿Por qué? –preguntamos.
-Porque ya hemos identificado el cuerpo. Se trata de Emily Trenton, una chica de 17 años que desapareció el año pasado.

Dicho esto salió el forense. Anderson y Fred quedaron pensativos.
Luego de dos segundos dijeron a una voz: ¡hay que ir donde Steve, el sin duda tiene a Natalie!
Sin perder tiempo salimos con la sirena encendida hacia la casa de Steve. Durante el camino Fred nos dio una pistola a Anderson y a mi, como sabiendo lo que pasaría. Llegamos y Fred tocó a la puerta.
-¿Qué desean? –preguntó Steve.
-Vinimos por una queja de disturbio –dijo Anderson.
-Pues hay un error.
-Un vecino nos dijo que oyó gritos anoche.
-Ah, eso… no es nada. Había un ratón y, como a mi me dan miedo, le pedí a mi hijo matarlo.
-Nos dijeron que oyeron gritos de mujer.
-Se confundieron oficial.
Steve trató de cerrar la puerta, pero Fred puso el pie y la empujó.
-Señor Steve –dijo Fred entrando impetuosamente-, Caroline llamó a Anderson para decirle que le pedían $10,000 por su hija ayer por la noche. Usted está súper implicado con esto, ¡y si no deja que revisemos su casa lo arrestaré!
-Bien… ¡no tengo nada que ocultar!
Revisamos cada parte y cada rincón de la casa. No encontramos nada. Cuando nos dirigíamos hacia el sótano Steve se precipitó a cerrar la puerta.
-¡No pueden pasar! –gritó.
-¿Por qué no?
-Porque… ¡hay un desorden!
-No nos interesa.
-¡Pero insisto!
-¡Por el amor de Dios Steve! ¡o nos deja pasar a la buena… o lo hará a la mala! –Dijo Fred sacando su arma-. Usted elige.
Steve se quitó y bajamos. Al llegar hallamos un horrible espectáculo: habían dos mujeres atadas de manos y pies, con cinta en la boca y estaban amarradas a un tubo. Las liberamos y las subimos arriba.
-¿Qué significa esto Steve? –dijo Anderson.
-Este… Steve salió corriendo.
-¡Deténganlo! –gritó Anderson.
Salimos por Steve. Al salir, Steve apenas arrancó su vehículo. Nosotros subimos a la patrulla. Anderson condujo, yo me senté a su lado y Fred su subió atrás. Comenzó la persecución. Luego de media hora, en la cual Steve trató de perdernos, Anderson me dijo que le disparara a las ruedas. Lo hice y Steve perdió el control del vehiculo y chocó. Fred, hecho una fiera, saltó de nuestro vehiculo en
busca de Steve. Este intentó correr, pero Fred se abalanzó sobre el y lo atrapó. Luego de acostarlo le colocó las esposas y dijo: ¡eres nuestro! Lo paró, lo subió al auto y condujimos a la estación. Al llegar Fred puso a Steve en el lugar de interrogatorios. Al sentarlo Steve comenzó a llorar. Después de un rato cesó de llorar y Anderson preguntó: ¿Por qué?
-¡Por amor! –gritó Steve.


-¿Por amor?
-Si, por amor.
-¿A que se refiere?
-Es una larga historia.
-No se preocupe –dijo Fred- tenemos toda la noche.

Texto agregado el 27-12-2013, y leído por 115 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
11-04-2015 esto es un torbellino, voy a descansar. ¿de verdad querías decir que se tomó 5 botellas de whisky, me parece algo exagerado. Un vuelco en la historia por amor...dice Steve...humm nINIVE
 
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