En el cementerio a medianoche, una vez finalizado el funeral, Matías cavaba el rescate de Alfonso, que por deudas, pensiones alimenticias, créditos universitarios y libros nunca devueltos a la biblioteca municipal de penco, decidió fingir su muerte.
Tras 25 minutos de agotadora labor, Matías tocó el féretro con su pala en el mismo instante en que el cabo Riquelme lo tomaba por el hombro, lo reducía y apresaba, mientras el cuidador del cementerio lo apuntaba temeroso con un dedo.
Matías en el psiquiátrico todavía planea formas de rescate y le escribe cada tarde un resumen de las noticias que guarda celoso en un cuaderno verde.