Dicen que no es el corazón el encargado de nuestras emociones, ni mucho menos el cerebro, es el timo.
El problema radica en que Manuel ama con todo su timo a valentina y recién acaba de darse cuenta. En biología, mirando la diapositiva donde el timo es esa horrible pasita justo detrás del esternón, él compara el dibujo institucional con el globo regordete coronado por dos cerros y una punta debajo que le dibujó su enamorada en la esquina del cuaderno. Después de aquella clase, Manuel deambula tristemente por el colegio, porque su invención de aquella M manuscrita sostenida por su amante V ya no le sirve de nada y porque piensa que quizás no están hechos el uno para el otro, pues, por más que lo intenta componer un timo con sus iníciales combinadas parece ser una tarea imposible.