Nocturno, maulla hasta hartarse o me observa siniestro y desvelado.
Una vez entrando sigiloso al departamento lo hallé leyendo a la Rosa, a Marx, Lenin y Lukacks, volví y simulé llegar azotando la puerta y maullando sin asombro apareció con todo ordenado. En el compu encontré explícitos videos de reproducción felina del Animal Planet en una carpeta escondida. Un domingo mi tenida del dancing apareció llena de pelo, sucia de vomito, con quemaduras de cigarro y con boletas del veterinario, “arriendo de felinos mayores”, pero lo que más me dolió fue mi frasco de verde vacío.
Desapareció una noche, junto a mis libros, la bici, ochenta lucas y mi almohada. Llamé a mi polola para contarle asustado, pero al otro lado solo pude oír su burlón -Miau!