Quisiera escribir algo interesante y de agrado para la gente, algo que mientras escriba me alimente el alma y avive mis más anheladas pasiones, pero… cuando trato de hacerlo se me confunde todo, cantidades de palabras inundan mi cabeza, causando que mi deseo por coger el lápiz y la hoja se ahogue. Es entonces que me resulta irónico que pueda escribir esto con fluidez aunque, cuanto más trato de hacerlo mejor, es cuando más se me enredan las ideas; me doy cuenta al intentarlo que siempre he sido alguien de percepciones fugaces, ideas muy espontaneas, efímeras tal vez… y que surgen del engranaje, no de mi cerebro, si no de mi personalidad. A veces solo se me ocurre plasmar detalladamente lo que pienso así sea la más completa y enredada idea, sin cohesión, sin conectores, sin reglas ortográficas y gramaticales, en prosa, sin estructuras sintácticas, sin tener en cuenta todo lo aprendido en la escuela. Me causa un poco de cólera el hecho de querer escribir y no poderlo hacer bien. Cuando escribo una idea que al parecer nace rápidamente y que después de haberla escrito es que me doy cuenta de su significado, la leo, la releo y la sigo leyendo tratando de buscar otra que sea consecuente; la entorpezco y mi afán porque quede bien pues…queda mal.
Miro el texto una y otra vez, sintiéndome orgulloso por haber escrito unas cuantas palabras pero aquejado por el hecho de no saber si está bien o mal y… es donde pienso, entonces, quién tiene la última palabra para juzgar la manera de producir en aquel papel blanco ideas de un novato que si apenas puede decir lo que piensa con un poco de coherencia. Recuerdo aquella maestra de lengua extrajera, una mujer con elocuencia y sabiduría al hablar, ciertamente su coherencia al escribir era tan consecuente con su vivir, ella irradiaba belleza y esperanza por el acto de educar… y aunque parezca que esto no tenga nada que ver con lo que inicialmente había comenzado a escribir, el punto es que hallo en mí, cierto grado de frustración por el camino que me falta recorrer para lograr ese vínculo al escribir y al vivir…
‘Yo no sé’ decía Sócrates o algo así, estoy tan confundido que no recuerdo con claridad aquella frase, me causa un poco de gracia haber escrito lo anterior pero trato de abarcar renglones completos con lo primero que se me ocurre.
Entender y no, lo que significa cada palabra implica que yo tenga que recurrir a un ‘librito’ llamado ‘diccionario’ lo cual me causa cierto desaliento al cogerlo, sin embargo debo hacerlo y acostumbrarme a emplearlo, el me dirá lo quiere decir cada palabra y así poder construir frases con mucha elocuencia y pulcritud, de modo que al leerlas se ilumine la caja pensante de otros y se conviertan en fábricas de pensamientos incesantes. Ahora ya no sé qué más, quisiera… no se… poder abordar la importancia de escribir, a pesar de que he mostrado cierta apatía por este ejercicio, pero no se me viene nada al pensamiento.
Finalmente, comodín que muchos utilizarían para cerrar un escrito, puede sonar un poco paradójico, pero al terminar el ejercicio me siento más tranquilo, sereno y con ganas de seguir escribiendo, ahí está la importancia de mover la herramienta del escritor con fineza porque, a pesar que lo escrito no tenga un fin educativo, refresca y produce una sensación de satisfacción así sea lo más incoherente.
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