Se complementa escuchando el aria "E Lucevan le stelle" (Y brillaban las estrellas) de la ópera "Tosca" creada por Giacomo Puccini y cantada por Beniamino Gigli en:
http://www.youtube.com/watch?v=jSJSTkhqHIs
Está aquí, presente, podemos palparlo, es el silencio, ese vacío bendito que el mundo ha olvidado... la expectativa de lo que vendrá.
Las primeras notas de la dulce y expresiva aria "E Lucevan le Stelle" comienzan a diseminarse casi sin romper el inicial silencio, milagro de sonidos mezclados con la quietud, en un espíritu corporativo bajo las pálidas luces del escenario.
Comienzan los recuerdos:
Todos los eventos, se congregan en derredor del chirriar de los goznes del portillo del huerto al llegar Floria Tosca, en un compuesto de anticipación.
El aroma que la precede es intoxicante, el abandonado reposo en los brazos de Mario, los dulces besos y las lentas caricias que se mezclan con los fervientes movimientos de las manos de Mario al despojarla de sus velos nos indican que estamos en presencia del AMOR... pero sólo es amor.
El amor es una imprecisión.
La entrega, generosa y desinteresada, está más cerca del AMOR que el complacer o ser complacido.
El amor que es vivificante, intoxicante, es el placer del contacto, de la posesión o de ser poseído pero no de dar sin recompensa, no tiene parangón.
¿Es humanamente válido? ¡Sí!
¿Necesario? ¡Por supuesto!
La preservación de la especie lo requiere.
De todos modos, eso no es AMOR, es solamente amor.
Pero...
Si aceptamos esta "irracional" idea, ¿que nos queda? ¿Donde ha recalado el Romance?, ese agridulce y patético sentimiento que moviliza nuestros corazones bajo una noche estrellada o al contacto de una suave brisa impregnada de de los aromas de una tarde de verano.
La humanidad tiene muchos recursos, entonces "amor" se convirtió en "Amor", algo a medio camino. Algo que no posee las virtudes del AMOR, ni las del sarko inconsciente, esa compulsión animal que nos mantiene vivos como especie.
El Romanticismo ha sido salvado, ¡la vida vale la pena ser vivida!
Pero el tiempo "fugit", huye velozmente, es un vector desconocido y sin compromisos que nace y fenece en la Eternidad. No se compadece con nada que no sea su propio e insensible fluir. Mario no puede detenerlo ni contener la necesidad de expresar su desilusión en perder la vida cuando la ama más que nunca.
Así pues, dejamos que el Amor guíe nuestros pasos hacia el infinito donde llegaremos a conocer al AMOR y lograremos comprender el verdadero valor de cómo esta imprecisión signa nuestras vidas. |