Se despidieron. Él empezó a caminar, y sintió que tenía que voltearse. Lo hizo, y ahí estaba ella, sonriendo.
Esos tres segundos de miradas y sonrisas sostenidas duraron una eternidad, y definieron para siempre el resto de sus vidas.
Texto agregado el 22-12-2013, y leído por 108
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Lectores Opinan
22-12-2013
un magnifico final para una película romántica, muy cinematográfico elisatab
22-12-2013
Maite, una señora también se detuvo, se volteó, miró atrás... y se quedó convertida en estatua de sal. ¿Ésta será su bisnieta? ZEPOL
22-12-2013
Las grandes historias de amor han empezado así.UN ABRAZO. gafer
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