Noel
¡A Papa Noel lo mataron!. La delgada hoja de la daga estremeció el prominente abdomen del hacedor de sueños. En la Nochebuena , la mano de un niño sesgó las ilusiones de millones cuando sin piedad asestó esa estocada fatal al desdichado bonachón. Yacía en la acera de aquella comarca pueblerina, ante la mirada atónita de los parroquianos. Víctima y victimario se encontraron cara a cara, mientras se escuchó al barbado balbucear su postrero lamento:
-¿Por qué tu ,niño?
De su diminuta garra brotaban torrentes de lava, y un rio bermellón corría caudaloso por la calle. En la soledad culposa por la vergüenza y sin atisbos de remordimiento se acercó al anciano y le susurró al oído:
-Porque solo un niño puede matar la ilusión de tu llegada
Un llanto profundo ahogó la noche, reconoció su letra en el arrugado papel que llevaba aferrado a su puño el infortunado que rezaba:
Querido Papa Noel.

OTREBLA