LAS IRAS DEL SILENCIO

La bulla atormenta,
mortifica.
Pero tanto silencio
no me deja dormir,
hace sangrar
mi corazón al pensar
en ti.
La almohada
se llena de lágrimas
al recordar tu voz etérea,
música de violines,
sinfonía que suaviza
las iras del silencio
que penetra ahora
como un ¡Demonio!
dentro de mí.
Tu recuerdo sin piedad
golpea repetidas veces
mi mente,
dibuja en la penumbra
tu sonrisa beatifica
explayada como un mar
sereno enmarcado
en tus labios.
Leo en ellos
la sonata
que acariciaba mis oídos
y alegraba
mis sentimientos.
Podía ver como la vida
se vestía del color
de la esperanza,
a golpes, con un mazo
hacía desaparecer la amargura
cobijándonos a los dos
con su magia
que hace brotar la ilusión
envuelta en la sonrisa
del amor
como una enredadera
trepando por nuestro cuerpo
haciéndonos llorar
felices.

JOSE NICANOR DE LA ROSA.