Fue un día que pensé que sería común y corriente, hice lo mismo que he hecho por bastantes semanas, me levanté a la misma hora, desayuné, luego volví y me acosté, el sueño otra vez me tocó, dormí hasta que mi papá me levantó para que fuera a almorzar. Cuando le levanté a desayunar no tenía tanto sueño como cuando me levanté para tomar el almuerzo, en esa segunda ocasión, tuve que luchar contra la somnolencia mucho más, me demoré como quince minutos desde que mi progenitor me dijo que ya estaba servida la comida hasta cuando fui a alimentarme.

Para ir venciendo el sueño, primero tuve que quitarme las cobijas, ya había prendido el televisor, y poner atención a lo que escuchaba me ayudó a levantarme; cuando me levanté mis padres ya estaban en la mitad de su tiempo de alimentación, cuando me acerqué al comedor, golpeé sin querer una de las esferas que mis ascendientes pusieron en el árbol de navidad, esto me sucedió pues el árbol está muy cerca del comedor y no fui cuidadoso cuando pasé cerca de allí. Ni una palabra cruzamos mis padres y yo durante ese intervalo, a pesar de que yo había llegado un poco después de ellos, comí tan rápido que terminé más rápido que ellos.

También me retiré de mi silla antes que ellos. Luego volví y me acosté en mi cama, de nuevo el sueño me adormiló, se suponía que tenía que levantarme a las dos de la tarde para grabar una nueva improvisación de guitarra eléctrica, pero como sé que nada tiene sentido, seguí durmiendo hasta las cuatro de la tarde, hora en la que me levanté, y me puse a dar vueltas por todo el apartamento meditando si vale la pena aquello en lo que estoy gastando mi tiempo; cuando me di cuenta ya eran las cinco de la tarde, se me estaba haciendo tarde para empezar a grabar, lo primero que hice fue bañarme, y luego intenté publicar la improvisación que había hecho el día anterior, cuando la publiqué y escuché unos pocos segundos me di cuenta de que tenía un ruido, así que me deprimí, y me tocó volver a exportar la grabación, esta vez cambiando los volúmenes de los instrumentos para quitar el ruido, lo logré, pero no pude grabar ese día, pues el proceso de exportar se demora lo mismo que dura la grabación, o sea, tres horas y veinte minutos, por lo que ya no alcanzaba a grabar.

Entonces me puse a tocar la flauta dulce, estaba ensayando el feliz cumpleaños para cantárselo a mi mamá el siguiente día, cuando mi madre me dijo que fuera al patio a traer un papel periódico, cuando salí al patio, escuché un ruido cerca de la nevera, no me asustó, pues ya estoy acostumbrado a escuchar ruidos raros en todas partes sin que me asusté, lo que sí me asustó fue que un ratón, que estaba cerca de la nevera salió y se me acercó, yo me acurruqué y pude cruzar unas cuantas palabras con él.

Yo: ¿Qué estás haciendo por estos lados?
Ratón: Ya sabes, tengo que salir a buscar la comida para la familia.

Yo: Entiendo, en eso estamos todas las especies.
Ratón: Nadie se escapa de tener que trabajar para comer.

Yo: ¿Por qué crees que nos hacemos daño entre todos los animales?
Ratón: Pues lo que pasa es que los humanos son los más inteligentes y deberían protegernos pues nosotros no somos tan sabios como ustedes, además nos reproducimos sin entender lo que hacemos, en cambio ustedes que tienen un raciocinio, deberían usarlo y no dejarlo de adorno.

Yo: Creo que tienes razón, pero si usamos nuestro razonamiento deberíamos extinguirnos junto con todas las especies.
Ratón: Es nuestro mayor clamor, el de todos los animales, y creo que en el fondo también es lo que ustedes necesitan.

Yo: Los ecologistas son perversos, pues quieren que los animales no se extingan para que los humanos continuemos dominándolos, pienso que lo mejor sería que no hubiera ninguna especie.
Ratón: Los bípedos tienen el poder para eliminar todos los padecimientos del planeta Tierra, ayúdennos por favor, y libérennos del ciclo reproductivo que nos condena a la desgracia. De paso, libérense ustedes también, dejen de repetir una y otra vez sus ciclos catastróficos de guerras y crímenes por doquier. Tienen el poder para aniquilar el dolor de todo el orbe.

Yo: Señor ratón, hablamos después, fue un placer hablar con usted, voy a hacer todo lo posible por transmitir este mensaje a la humanidad, espero que algún día reaccionemos y paremos este desastre de planeta.

(Me despedí del señor ratón, él se fue por un canal, y yo recogí el papel periódico para luego devolverme al interior del apartamento).