Ya no estará tu rostro en el espejo;
no me atrevo a soñar, pues tengo miedo.
Hoy tomo mi esperanza, te la cedo,
te doy mi corazón y no me quejo.

Pero sé que me muero si te dejo,
me muero si me voy y si me quedo,
y aunque quiero marcharme ya no puedo;
el amor nunca acepta un buen consejo.

Tu vida no merece más reproches;
el tiempo que transites sin sorpresas,
mejorará tus días y tus noches.

Si no me necesitas para nada,
y fallas con tu gran rompecabezas,
es porque soy la pieza equivocada.