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Uno.
Cuando finalmente se estaba instalando el invierno en nuestras vidas por efecto de no sé qué volvimos a una segunda juventud que talmente pareciera que nuestra generación y, sin que sirviera de precedente, había sido vieja antes que joven. Únicamente tuvimos que dejar unos cuantos cadáveres por el camino pero eso qué era comparado con aquel elixir de la eterna juventud. Bien había valido la pena.
El fin de la era cristiana, decían los más optimistas. El caso es que a fuerza de ingenio y astucia y por qué no decirlo, de inteligencia, nos sacudimos el polvo del camino y arribamos al fin de los tiempos allí mismo, en aquella población aparentemente insignificante.
Luego, como pasa siempre, vinieron las protestas. Que el precio pagado era demasiado alto. En fin que no todo fueron mieles. Y que tampoco había sido como decían los de la megalomanía. Se empezaron a hacer cuentas y las bajas pasaron a la categoría de mártires con lo que enseguida los promotores empezaron a ser tachados de asesinos potenciales. Y no sólo potenciales sino que, con el tiempo, fueron culpados en primera persona.
Pese a las protestas de aquella gente los cambios pronto se dejaron ver. Hubo alguna viuda desconsolada, alguna madre sin hijo, pero en general el banquete del sexo estuvo servido. Las nuevas recolocaciones trajeron placer pues las gentes andaban cansadas de sus parejas y el sexo se había hecho una lata por la monotonía.
Aquella suerte de asesinato colectivo, de la mente de algunos avezados había pasado a proyectarse sobre el papel. Desde fuera había sido un accidente de tráfico más, un número de una fría estadística. Pero había algo más, aquella reedición fuenteovejunesca se venía amasando desde tiempo atrás.
El muchacho ya había sido enterrado. Nadie corría con la culpa. Nadie había pisado el pedal del acelerador más que él. Sin embargo tampoco esto último era totalmente cierto. Había una confabulación silenciosa, desde poco después de haber nacido. La sonrisa de aquel bebé era ya una afrenta.
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Texto agregado el 16-12-2013, y leído por 112
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