Una llamada decisiva

Al llegar Fred, sabiendo lo que quería Anderson, pidió el registro de llamadas del sábado de 10:00 PM a 10:30 PM. Anderson buscó el nombre de Scott, pero no lo encontró.
Sin embargo, en ves de rendirse, buscó el nombre de Andrew.
Había una llamada de él a Matt a las 10:15 PM. Fred pidió oír esa llamada. He la aquí:
-¿Hola?
-Matt soy yo, Andrew. No vas a creerme.
-¿Qué pasa?
-¡Scott y un sujeto acaban de tirar a Natalie al mar!
-¿¡Qué!?
-En serio, OH Dios… No se que haré, si alguien se entera… ¡OH Dios mío!...
Salimos de ahí atónitos. Anderson tenía hambre y fuimos a un bar, sugerido por Anderson. El bar era “La bodega”, cerca del hotel. Pedimos algo y nos sentamos en una mesa.
-¿Qué giro del destino, no? –dije.
-¿Scott es culpable? –se preguntó Fred-, ¿Cómo fue posible que inculpara a Andrew?
-La amistad –dijo Anderson- es muy fuerte. Estoy casi seguro que los testimonios fueron arreglados el siguiente día del crimen. Esta si es verdadera amistad, ¡todos están dispuestos a sacrificarse por los otros!
-Lo que aún no me cabe –siguió Fred- es la reacción de Steve. Si no estaba involucrado, ¿por qué reaccionó así?
-Porque es culpable. ¿Nunca leyó “el demonio de la perversidad” de Edgar Allan Poe? En ese libro se ve claramente que los culpables siempre serán culpables, y sus crímenes siempre saldrán a la luz.
Aún decía esto Anderson cuando llegó el cantinero.
-Perdón por interrumpir, pero creo que seré de mucha ayuda. Andrew ha frecuentado este bar desde el sábado.
¿Podría darme su número?... gracias.
El cantinero se retiró al igual que nosotros, que volvimos a la agencia. Al llegar, Fred sacó de nuevo el libro “Historial de crímenes”. Anderson se sentó a su lado y comenzaron a leer anotando de vez en cuando algo en una libreta. Luego de una hora se levantaron y se dieron la mano.
-Entonces… así quedaría el caso de Naomi –dijo Fred-: “Naomi, de 17 años, murió a manos de Steve, padre de Scott, que en ese momento tenía 19 años de edad”.
-Así es –respondió Anderson.
-¿Se tardaron una hora para saber eso? –pregunté
-No. Después intentamos buscar algún parentesco con el caso actual. Sabíamos que Scott era hijo de Steve. También sabíamos de Matt era inocente, además que Andrew era hijo de Graund, cuyo nombre empieza con “g” y no con “a” por tanto, queda fuera del crimen. Así que nos concentramos con Natalie. Lo más seguro es que Naomi es hermana de
Caroline; ya que si la del crimen hubiera sido Caroline, Natalie no hubiera nacido, sin mencionar que su nombre es sin “n”.
-¿Pero como pudo saber que Natalie era pariente de Naomi?
-De seguro –me contestó Anderson –es que las chicas entraron días anteriores al bar, y que hayan hablado con el cantinero o con un amigo de Scott. Si fue con el cantinero, Scott tuvo que estar cerca, oyendo. Sea como sea, Scott le contó a su padre quien, al saber que Natalie era pariente de Naomi (y no dudo que Naomi haya mencionado a su hermana Caroline), sintió aun algo de resentimiento y decidió planificar el crimen.
-Guau –dijo Fred-, usted tenía razón, en el mundo policial no existen coincidencias. Bien, ahora actuemos rápido, que hay que hacer justicia.
-¿A qué se refiere?
-Hay que arrestar a Steve como autor; y a Scott como cómplice.
-Momento, sin Andrew no podemos actuar. Su testimonio s vital. El fue el último que estuvo con Scott.
-Pues en ese caso busquémoslo.
-No. Creo que ya hemos tenido demasiadas emociones. Mañana terminaremos todo.
Al llegar al hotel Caroline y su esposo salieron a recibirnos. Subimos a nuestra habitación y Anderson invitó a Caroline y a su esposo a pasar. Cuando se sentaron Anderson preguntó a Caroline: ¿Tiene hermanas, Caroline?
-Tenía una hermana mayor; se llamaba Naomi, pero murió.
-¿Hace cuanto tiempo?
-Hace 25 años.
-¡Lo sabía! –Gritó Anderson -¡lo sabía! ¡Caroline, ya se quien mató a su hija!
-¿En serio, quién?
.-Mañana sabrá. Quisiera decirle, pero hace falta clavar un clavo más.