EL RECLUTA.
-¡Guardia! –Gritó el comandante dirigiéndose al recluta -¡Un paso al frente! –El alistado con el arma colocada sobre el hombro, da un paso al frente del pelotón parándose firme y en atención, haciendo el saludo correspondiente a su suprior.
-Se comenta en el campamento que, durante las noches se duermes en el servicio –Hizo silencio, luego queriendo impresionar con sus palabras al recluta, levantando la voz, le dice.
-¡Es su responsabilidad, velar por la integridad física de los que dormimos aquí! En lo adelante no quiero volver a oír que se duermes durante realiza su servicio, porque serás amonestados con treinta días privado de libertad y posteriormente separado de la institución.
-Durante su servicio –Siguió diciendo – ¡No debes dejar pasar ninguna persona al recinto! ¡Escuchó bien! ¡Ninguna persona!
El guardia parado firme y con su fusil sobre el hombro, con un movimiento sincronizado, chocó los talones de sus botas, haciendo el saludo de rigor y al mismo tiempo dijo en alta voz.
-¡Si señor! ¡Respetuosamente, señor! ¡Así se hará, señor!
Una de esas noches, estando el recluta de servicio. El comandante se levantó a orinar en carzoncillo. A oscura (Había cesado la corriente eléctrica) el centinela no se percató cuando el comandante se levantó, lo había cogido el sueño de la madrugada. Cuando el comandante regresaba del baño a tientas, con los ojos semi-cerrados por el sueño. El recluta abrió los ojos al percibir su movimiento al caminar.
-¡Alto! ¡Quién vive! –Gritó en alta voz. Al no escuchar ninguna respuesta, accionó la ametralladora, apuntando hacia el lugar donde escuchó el débil movimiento preparado para disparar.
En ese momento, pensó rápidamente « ¡Estoy perdido! me dormí y he dejado penetrar el enemigo al campamento»
En eso vio una sombra que se desplazaba sigilosamente.
-¡Alto! ¡Alto ahí o disparo! –Atendió a decir volviendo accionar de nuevo el arma.
Al no escuchar ninguna respuesta, disparó a mansalva en dirección donde vio la sombra en movimiento. ´´Ra,ta,ta,ta; ra,ta, ta,ta, ra,ta, ta,ta……´´ Se escuchó el tableteo de una ametralladora disparar.
¬ ¡Alto! ¡No dispares! ¡Soy yo!
¬ ¿Quién soy yo? –Gritó el recluta con rectitud- ¡Identifíquese! – Volvió a gritar accionando enérgicamente la ametralladora.
¬ ¡So…soy… el…el co…man…dan…te.! – Gritó con toda su fuerza, saliendo con las manos levantadas. Parado en calzoncillo frente al recluta, sudaba de miedo y temblaba todo su cuerpo, despidiendo un fuerte olor a materias fecales.
JOSE NICANOR DE LA ROSA.
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