Secretos de Navidad
Nuestros padres salieron ese día dejándonos solas por un par de horas en la tarde, jugo helado en el refrigerador, galletas y un gran merengue para cada una. Así que luego de muchas recomendaciones de no encender la cocina y no ocupar nada que hubiera que enchufar, se fueron al doctor a revisar la pancita de mi mamy que guardaba a nuestra hermanita menor.
Hacía calor, así que mi hermana mayor y yo nos fuimos a jugar al patio con el vecino de la casa de atrás, su mamá dormía la siesta no había vigilancia a esa hora, así que le ayudamos a pasar la pandereta y a descolgarse hacia nuestra casa afirmándose del ciruelo.
Jugamos la pelota por un rato y después mi hermana, la mayor del grupo, sugirió hacer picnic en la parte del jardín de crisantemos de mi mamá, así que sacamos un chal, unos cojines de los sillones de la sala, un mantel limpio de la cocina y trasladamos lo que nos habían dejado de colación, Nacho, así se llamaba el vecino, había traído un plátano para cada uno y tres trozos de queque que le había preparado su mamá. preparamos en platitos de plástico una porción de todo para cada uno, comíamos y hablamos con la boca llena, cosa jamás permitida por nuestros padres en la mesa, nuestras zapatillas y calcetines tiradas en un rincón, antes de de terminar nuestra deliciosa colación, nacho tomó la manguera del jardín para mojar sus pies, era un 23 de Diciembre, la temperatura debía estar por los 32 grados, vimos en su cara lo que venía, así que comenzamos a correr por el patio mientras él nos tiraba agua, nos quedamos felices cuando estuvimos todos empapados.
Ebrios de felicidad nos despojamos de la ropa y la pusimos a secar en el cordel del patio. Tendidos en el césped mirando el cielo, Nacho preguntó que habíamos pedido para Navidad, mi hermana y yo dijimos al mismo tiempo
- ¡Nada!
- El Viejito Pascuero trae lo que queremos sin pedirle - dije yo convencida
- ¿Y tú pediste? - Preguntó mi hermana algo sorprendida
- Sí, pero mi mamá dice que este año está difícil la economía en el mundo y no cree que lleguen regalos
- Y que significa eso? - Pregunté yo que no entendí ni la mitad de las palabras que había dicho
- No lo sé, pero el año pasado dijo lo mismo y no me llegó ningún juguete, solo ropa y unos lápices para pintar
No comimos los últimos pedazos del merengue y bebimos el jugo de naranjas, hablando los tres al mismo tiempo a veces, conversando de cualquier cosa, de temas que solo entienden los chicos, en promedio no teníamos más de 6 años . La ropa ya estaba seca, así que nos vestimos, yo me afirmé contra la puerta del cuarto de guardar para amarrar las cintas de mis zapatillas y me di cuenta que estaba puesto el candado, le pregunté a mi hermana porque estaba cerrado pero ella se sorprendió también y se acercó para tironearlo extrañada, nunca habíamos visto que cerraran esa puerta, la mamá guardaba las ropas de la temporada anterior, botas y cajas con cosas que se usaban en ocasiones, el papá también dejaba allí sus herramientas las que siempre estaban con llave en un estante, pero no el cuarto. La curiosidad nos tuvo algunos minutos buscando razones para tal cosa, entonces mi hermana recordó donde estaba esa llave y aunque sabíamos que si nos sorprendían nos castigarían, la ayudamos a subir donde estaba colgado el llavero y corrimos a abrir la puerta.
Encendimos la luz y para nuestra sorpresa había muchos juguetes en ese lugar. Nos pusimos locos de alegría, todos agarramos el de nuestro gusto y lo sacamos al patio.
Reconozco que a mí ni en sueños se me hubiera ocurrido pedir una bicicleta, pero ahí estaba, roja, con canastito, tal como lo había soñado en mis cartas secretas al Viejo Pascuero. Y mi hermana con un scooter de ruedas brillantes con el que había pasado a través de las rosas favoritas de mi mamá.
Pero todo era risa ni pensar en culpas, hasta el Nacho estaba feliz, con una carretilla de trabajo y una pala comenzó a hacer montoncitos de piedras por todo el jardín, a sus cuatro años ese era un regalo maravilloso.
De pronto sentimos llegar la vieja camioneta de mi padre…
Mi hermana que siempre ha sido la más inteligente de todo el mundo, tomó un trapo y limpió los juguetes usados y los puso cada uno en su lugar, cerró con rapidez el candado y se subió a una silla para colgar la llave. Por mientras, Nacho y yo habíamos corrido hasta la puerta principal a recibir a mis padres para entretenerlos un poco para que ella alcanzara a cumplir con su misión. Estábamos sucios y transpirados y el corazón saltaba en nuestros pechos producto del susto y la emoción pero nada pasó, nos dormimos tarde esa noche producto de los sucesos del día, cuando nos quedamos solas en el dormitorio, no podíamos dejar de hablar de por qué estarían esos juguetes ahí, obviamente no podríamos averiguarlo con nuestro padres.
A otro día, víspera de Navidad, desayunamos al lado del árbol adornado, la mamá estaba demasiado ocupada preparando la cena de la noche, nuestra ropa, limpiando la casa y también dándose un tiempo para estar ella bonita para esa noche, así es que no se dio cuenta de nuestras miradas cómplices y nuestros paseos cerca del cuarto de guardar.
Nuestros padres nos llevaron a la iglesia para la misa del gallo, después de la comunión el papá desapareció, pero por mas que le pregunté a mi mamá, no me dijo donde estaba.
Cuando entramos a la casa iluminada en ese momento sólo pon las luces del árbol de Navidad, vimos al viejito de rojo que dejaba el último regalo en el piso y luego de su típico JO JO JO JO, salió corriendo hacia el patio, saltando la pandereta hacia la casa de Nacho. Era tanta nuestra alegría que recorrimos rápidamente el breve espacio entre la puerta y nuestro hermoso árbol.
La voz de nuestro padre se impuso al griterío y comenzó a leer las tarjetas de los regalos
- “Para Mónica, que tiene que evitar ser tan curiosa con los encargos guardados con ayuda de su papá, o el próximo año no podré hacer bien mi trabajo”, firma: El Viejo Pascuero
Mi hermana roja de vergüenza tomó su regalo y abrazó a mi papá con mucha alegría. Papá leyó la siguiente tarjeta:
- “Para Rosario, a pesar de que este Viejo Pascuero dudó mucho si dejar o no este regalo, porque esta niña anduvo curioseando en las cosas que yo había encargado a su padre para que las guardara hasta hoy” firma: El Viejo Pascuero
Yo me abracé al papá y prometí que nunca más sería intrusa. Al romper el papel con motivos navideños, mi hermana encontró su hermoso scooter y yo mi bici roja con canastito, que aunque usada (por mí), me produjo la mayor alegría de toda mi vida.
Entonces comprendí que mi papá era el ayudante del Viejo Pascuero y mi admiración por el creció más ese día.
Los gritos de Nacho en el patio, nos hicieron correr hasta allí, el estaba medio colgando de la pandereta para mostrarnos su regalo que ya conocíamos y para decirnos que el Viejo Pascuero nos había pillado hurgando en el cuarto, pero que igual nos había entregado los obsequios.
Muchos años pasaron en la que esa maravillosa inocencia nos hizo mantener la distancia del cuarto de guardar en víspera de Navidad, pero nunca más estuvo cerrado para nuestra extrañeza, con timidez le pregunté a nuestro padre un día si él seguía siendo ayudante del Viejo Pascuero o si por nuestra culpa lo habían despedido, papá sólo reía y me dijo que ese era un secreto de Navidad que no podía revelar. Pero no fue necesario, mi padre era el mejor y en mi corazón supe que lo seguía siendo.
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