Un día en un conjunto residencial apareció un extraño personaje vestido completamente de negro y ocultando su rostro de todos los habitantes del lugar. En su mano llevaba tres extrañas rosas pues una era de color plata, la otra de color bronce y la última de color dorado.
Ante la mirada atónita de todos los habitantes del lugar, este ser escogió tres casas al azar, en la primera a la cual llamó solo saludando entregó la rosa de color plata, en la segunda la rosa de color bronce y en la tercera la rosa más hermosa la de color dorado.
La dueña de la casa donde el extraño dejó la rosa de color plata, era una persona frívola, siempre pensando como sacar provecho de cualquier situación y aunque la flor recibida era muy extraña, para ella era algo absolutamente insignificante, así que acto seguido después de tomarla entre sus manos fue la de deshojarla poco a poco hasta deshacerla sin la más mínima piedad.
En la segunda casa donde arribó se encontró con personas que valoraban los detalles y las pequeñas cosas por más simple que estas fueran, así que una vez recibido el detalle no dudaron en ofrecerle todos los cuidados necesarios para garantizar la supervivencia de la rosa de color bronce.
En la tercera y última vivienda solo residía una mujer joven que raras veces se dejaba ver de sus vecinos, al abrir la puerta y ver al extraño, aún antes de que este le ofreciera el raro presente, se lo arrebató de las manos y se aferró a la flor como desesperada.
Después de la entrega de los inusuales presentes el caballero de negro desapareció en una espesa neblina blanca, sin despedidas y sin miradas hacia atrás, solo con la promesa de que volvería.
Pasado tres días el caballero regresó muy entrada la noche y llamó a la puerta de la vivienda donde dejó la rosa color plata, al abrir la puerta la señora que allí vivía antes siquiera de permitirle expresar palabra alguna le entregó el tallo marchito y deshojado de la flor y burlándose le dijo que cuando tuviese algo mejor que ofrecer volviera, sin embargo, el hombre lejos de marcharse, se descubrió el rostro, el cual era horrible, con un cutis lleno de cicatrices y unos ojos llenos de maldad, la mujer asustada intentó correr pero su cuerpo por alguna extraña razón estaba completamente paralizado y con una sonrisa el extraño le dijo: -mujer mírame porque así se ve tu alma, y como mataste la flor de esa manera se desvanecerá tu vida.
Al segundo de haber musitado esas cortas palabras la mujer comenzó a perder el cabello y verse así misma envejecer hasta marchitarse y en un abrir y cerrar de ojos sentir el helado aliento de la muerte.
En la segunda casa donde el hombre llegó fue recibido por una pequeña niña ciega la cual reconociendo su aroma supo que aquel señor había regresado por su extraño regalo así que con mucha delicadeza se lo entregó. El caballero al ver la flor extremadamente esplendorosa simplemente tocó con ella los ojos de la niña y le dijo: -toma de regreso algo realmente valioso.
La niña recuperó la vista sin siquiera ver a quien se lo debía.
Por ultimo llegó a la tercera casa a buscar la rosa dorada pero al tocar a la puerta la dueña no le abría, así que de alguna forma misteriosa envuelto en niebla pareció traspasarla, al llegar al recibidor, notó a la dama aferrada a la flor y aun pequeño papel bañada completamente en lágrimas y suplicándole que no le quitara el único recuerdo que tenia de su hijo.
El caballero extrañado observó que la flor se encontraba intacta aún a pesar de no haber recibido agua o la luz del sol, solo el calor de aquella dama.
Entonces le preguntó:
- Esa flor se la entregué hace tres días, entonces ¿Cómo puede ser un regalo de su hijo?
La mujer con los ojos hinchados de tanto llorar solo le mostró el papel en donde se encontraba plasmada una rosa de color dorada pintada.
El hombre entonces haciendo caso omiso a las lágrimas de la mujer le quito la flor y tomándola entre sus manos noto que esta se encontraba húmeda no por las lágrimas de la mujer sino que la misma rosa parecía llorar.
El hombre sintiendo pena entonces se destapó el rostro, este se encontraba triste con semblante opacado y ojos hinchados de tanto llorar y le dijo así como me vez a mí se encuentra el ser que más amas, de esta forma por haber cuidado la flor como si fuera tu hijo lo tendrás de regreso.
La mujer pensó que aquel hombre se burlaba de su dolor, sintió tanta rabia que quería gritar de ira pero al empezar a pronunciar palabra sintió la voz de su hijo a su espalda llamándola.
Aquella mujer entonces solo quiso agradecer pero el hombre ya no se encontraba en la estancia.
Entonces a lo lejos escuchó a manera de despedida. “Somos el reflejo de lo que hacemos y decimos, siempre busca entonces lo mejor de ti”.
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