DECEPCIONES Atrapada me siento en mi derrota y en las palabras que olvidar quisiera y en mi tristeza siento arder la hoguera del infernal veneno que me agota. Me desgarra el acíbar que me brota de la garganta, en donde el daño impera injurioso, y me siento prisionera del dolor que me vence y que me azota. ¡Ay, cómo se hunden firmes pedestales! De roca te creías y eras barro, ¡allá tú, con tu credo y tu conciencia! Mas herida por gélidos puñales me hago de hierro sobre mi desgarro porque aprendí a vivir sin tu presencia.
Texto agregado el 07-12-2013, y leído por 241 visitantes. (5 votos)