Mis poemas al amor yacen yermos en el espacio del olvido
Mis manos otrora firmes, tiemblan, mientras mi pulso se acelera
La tinta negra vertida en el papel gotea cual chispas de sangre
Y en cada una de ellas, cual perlas, en lágrimas tristes se tornan.

Rememora mi mente los dulces ecos del crujir de mi pluma
Cuando en el papel desbordaba en él, todo mi sentir
Las odas desdibujadas como en blancas nubes esparcidas
Se pierden en el tiempo en su inexorable y lento discurrir.

Mis pensamientos de pronto se convierten en frases hirientes
Pero en ellas se trasluce oculto, el reino del amor en ondas de pasión
Más de pronto el tiempo se diluye junto al papel en un fuego etéreo
Quedando solo trazos de palabras confusas cual estigmas ardientes.

El silencio se prolonga, el tiempo se desvanece, la tinta ya no corre
Y del negro intenso, mis frases se convierten en un rojo escarlata
De él se sueltan las letras en frase ya fijas en fina lluvia helada
Junto a ella mis poemas y odas, a la vida activa, en cenizas yacen.

Raúl Amador Irusta