Se supone que había armonía en lo que escuchaba,
Pero no la había en realidad.
Pero aun así creía que era grato.
Escuchar las palabras que siempre había querido escuchar.
Creía que causaría placer,
Pero no lo hizo.
Ni me llenaron.
Y luego volvería a lo mismo, caería en el mismo juego.
¿Por qué soy tan débil? Caigo en lo mismo.
Amor y aburrimiento, lo busque en el diccionario. Pero no eran sinónimos.
Cuando era niño me regalaban juguetes, y jugaba sin parar… por tres días.
Pero ahora sigo jugando… por días, sin juguetes.
Texto agregado el 21-08-2004, y leído por 129
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