Le tomo de la mano, estaba tibia y transpirada. Sus dedos entrelazados con los míos, jugaban al compás de nuestro andar.
Era un atardecer en una playa de Grecia, el sol parecía querer escaparse rápido. El agua apenas rozaba nuestros pies, todo era un destello de colores.
Mis ojos se cerraron el viento acarició mi cara. Sentí placer, mi corazón palpitaba tarareando mi canción favorita. Recordaba lo feliz que había sido en mi niñez, como mujer, como mamá.
Miles de recuerdos y momentos me sacaron una sonrisa. Abrí los ojos, estaba sola con mis pensamientos y sin saber quien soy.
Texto agregado el 04-12-2013, y leído por 195
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Lectores Opinan
05-12-2013
Seguramente no habías aún regresado de ese viaje al interior de tu espíritu. Por cierto ¿Dónde se consiguen los boletos para ese formidable viaje? Saludos felipeargenti
04-12-2013
Belleza de bellezas... como la vida.
Te abrazo. gsap
04-12-2013
Sublime texto. Hay tanta dulzura y sentimiento. Me fascinó. SOFIAMA
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