Las brisas otoñales van cambiando
gélido el invierno se aproxiama
pinos, robles, olivos y palmeras
soplados por el viento se hamaquean.
El cielo por la nubes se obscurece
brillando están los valles por la lluvia
un manto en la distancia, a las montañas
de nieve paulatina va cubriendo.
De prisa por las calles corre la gente
tratando de resguardarse de rigores
del tiempo con sombrillas y paraguas.
Los leños con esmero he colocado
en la ahumada chimenea de mi casa
parecen chisporrotear con alegría
con su calor de luengas, rojas llamas
cual oscilantes bailarinas en penumbra,
no oso encender bombillos en la sala.
Vuela mi mente a personas, hoy distantes
queridas y entre varias se detiene
en una bella, dulce, única, adorable
¿Adivinas quizás quien será ella?
Te sientas a mi lado, o lo imagino
tu mano entre las mías tomo, tierna,
suave, delicada y a mis labios llevo
con gran amor cubro con besos.
En la dulzura de tus ojos ahora veo
reflejos de aquel fuego a nuestra vera
que parece incitar pasión ardiente,
y en esta soledad presiento serás mía.
Medito de nuevo en el silencio
de dura realidad que se presenta:
si bien el mundo en su grandeza me rodea,
todo en mi es ilusión, una mentira,
jamás entre mis brazos he de tenerte
y nunca beberé almíbar de tus labios
mi sino es vivir con locas ambiciones
que no han de plasmarse en realidades.
Se extinguen ya las llamas de aquellos leños
de nuevo quedo hundido entre las sombras
cierro los ojos pienso…pienso…pienso y…. sueño.
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