MURO DE LUZ

En la inconsciencia
de mis actos,
traspaso confiado
la infinita pared lumínica
del espejo.
Observo temeroso
el desdoblamiento de mi rostro
en su pulida luminosidad
soñolienta,
su visión no me toca,
ni toco.
Mi cuerpo lima la luz
que fulgurece en él de rodilla.
Siento que me pongo liviano,
parece que me han crecido alas,
me elevo siguiendo el camino
que se aleja de todo y de nada.
Dejo atrás la infancia consumida
para adentrarme a lo ignoto
de la adultez caprichosa y blanda.
Las tempestades me alejan
del tiempo y las edades,
de las banderas, ideologías
y creencias.
Me olvido de la amada que sufre,
de la estrella que cruza,
del niño que llora
y del misterio de luz
que rompe mi encanto
y sufro.



JOSE NICANOR DE LA ROSA.