Llegué tarde a casa
y encontré a mi cupido
en el escalón de mi portal
borracho perdido.
No es un cupido convencional,
en lugar de alas
porta en la espalda
dos crestas moradas,
en los ojos lo que pudieran ser ojeras
o rímel desteñido de plañidera,
una chusta entre índice y anular
y entre bota y bota desabrochada
un charco de pota sin clasificar.
Jandro Güell.
Texto agregado el 03-12-2013, y leído por 126
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