Estaba en mi cuarto tranquilo viendo un programa de comedia en mi televisor pantalla plana, cuando el programa fue interrumpido por un reportero que dio una noticia trágica en mi ciudad. El candidato para la presidencia de mi nación, con mejores resultados en las encuestas, comunista, había sido asesinado. Esto sucedió en el edificio de su campaña, luego de haberse reunido con sus consejeros más cercanos, salió de su despacho con sus guardaespaldas, se dirigió al ascensor, uno de sus escoltas oprimió el botón del único elevador que hay en la construcción, el postulante se encontraba en el cuarto piso, alzó su mirada para ver en qué piso iba el montacargas, en el momento en el que sus ojos vieron el número de la planta en la que iba la estructura, pudo ver que estaba en la décima planta; esto lo impacientó, quiso bajar por las escaleras, por lo que se alejó de sus custodios por un instante, uno de ellos, en total eran tres, lo tomó por el brazo derecho muy fuerte, y le dijo – No se aleje de nosotros si no se lo permitimos – Con esto, el aspirante regresó a la entrada del elevador a esperar a que llegara.

Cuando regresó, el montacargas se abrió, había una mujer delgada, de pelo mono, vestida con un traje de color blanquecino, estaba ubicada en una de las esquinas del fondo, en la otra había un señor de raza negra, con un traje formal de color siena; él y su tres vigilante ingresaron al aparato, uno de sus protectores oprimió el botón que cerraba el mecanismo, y luego oprimió un botón que tiene un número uno, con lo que la puerta se cerró y las seis personas bajaron. El líder público no imaginaba que esos iban a ser sus últimos segundos, en realidad no estaba descendiendo para seguir en su camino ambicioso de gobernar, ese descenso lo iba a llevar al averno. Sus escoltas, como siempre, llevan gafas oscuras, para que los demás no sepan que los están analizando, mientras descendían ellos observan disimuladamente al hombre y la mujer que los acompañan, uno de ellos se detiene impulsivamente en el escote de la fémina, ella se da cuenta de que la está observando por lo que lo mira con asombro, inmediatamente, el escolta vira su mirada y deja de analizar el contexto.

Finalmente las puertas se abren, y el candidato sale afanado de la estructura, éste fue su error, pues cuando salió, recibió tres disparos en su cuerpo, uno en el corazón, uno en el estómago y otro en el hombro izquierdo, sus guardaespaldas no tuvieron tiempo de prevenir el homicidio, uno se quedó a auxiliarlo, mientras los otros salieron detrás del hombre que había disparado, quien estaba completamente vestido de negro, inclusive tenía guantes y una máscara que le cubría todo el rostro. (Cómo habrá hecho para atinar a su víctima). El hombre y la mujer, que estaban en el ascensor salieron despavoridos, huyendo de la escena del crimen, por indiferencia. El custodio que se quedó con el aspirante a gobernante, llamó a una ambulancia desde su celular, no sabía qué más hacer, pues su jefe se estaba desangrando y no tenía conocimientos de primeros auxilios. Pasaron quinces minutos hasta que llegó la ambulancia, los otros dos vigilantes, regresaron pues habían perdido al criminal. Lamentablemente, el político falleció mientras lo llevaban el hospital.

La noticia salió en muchos canales, inclusive e algunos internacionales. Cuando el hecho noticioso se contó a través de la televisión, la radio y los periódicos; millones de personas salieron a las calles a generar actos violentos. En mi país, casi todos son o comunistas o demócratas, por eso se formó una guerra civil; luego de escuchar el suceso por la televisión, escuché gritos y desorden en las calles, por lo que salí a ver qué pasaba. Todos se estaban matando, y de paso destruían toda la ciudad, me enteré de que no sólo pasó en mi distrito, la guerra se había extendido a todas y cada una de las ciudades. Me devolví para mi habitación, luego de unos días supe por las noticias que casi todos los ciudadanos de mi país habían muerto, por eso me volví anarquista.