¿Qué se puede hacer en diez minutos?
—Esto.
Abrió la blusa y retrató en sus ojos sus senos canela.
—¿Entonces serán sólo diez minutos?
La boca de él se aferró a la frutilla carnosa y dulce. Las respiraciones cambiaron a estertores y silbidos. la erección enorme dolía, mas percibió como una aguja penetraba su cerviz destruyendo la médula espinal.
—¡Ves que sí se puede!—exclamó. Poco antes de que él dejase de escuchar.
Reacomodando su ropa miró por última vez el hilo bermellón que salía de la nuca, al mismo tiempo otro flujo escurría de sus labios, pero éste, provenía de un cerviz que no fue satisfecho.
Texto agregado el 02-12-2013, y leído por 423
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