Ella:
Dime: ¿El amor traspasa fronteras?
¿cuándo me muera,
todo lo que siento se irá conmigo?

Él:

No, lo tuyo quedará como una parte mía.
Cuando camine,
pensaré que tus pasos van a mi lado
y cuando tome café,
pondré tu taza
y anhelaré tu aroma de camelia

Ella :
No quisiera partir
sin llevar algo de ti.

Te guardaré escondido
en un valle de colores,
dónde mi alma pueda acudir
en pos de ternura.

Regaré los matices con aromas tuyos
y aspiraré hasta sentirme viva,
aunque no tenga forma.

Él:
Lo sé.

Yo vagaré buscándote en los caminos
y si a la vera crecen flores que parezcan ojos,
pensaré que son nuestros
y que miramos juntos la copa luminosa del cielo.

Sé que será así,
pues el aleteo de una mariposa
será para mi tu silente compañía

Ella:

Estaré lo prometo;
estaré en cada brisa que respires,
en la promesa de un arco iris,
en las montañas elevadas
y en las páginas amarillentas
de esos versos que escribí enamorada.

Él:

Sé que encontraré mi cama
dispuesta en noches de invierno,
pues el frío será incapaz de rebalsarme.

Estarás a mi lado,
serás mi almohada, mi frazada
y tus brazos sombríos,
serán mi cobijo.

Me levantaré pensando
que una vez más vivimos
una adolescencia de sueño


Ella:
Velaré tu sueño
y me acurrucaré a tu lado.
Jugaré con la espuma,
mientras te bañas
y te dibujaré una sonrisa
al empezar el día.

Si estás triste,
pronuncia mi nombre.

Si el cansancio te agobia,
apareceré en tus sueños
y recorreré tu cuerpo
para darle fuerza.

Si la tristeza,
te saca lágrimas del alma,
seré viento
y acariciaré tus mejillas
para beberme el dolor.

Él:

Te siento en cada cuerpo que toco.
Tu aretes de margaritas,
el collar de obsidianas,
y aquellas aves que al verlas en la noche
repiten tu nombre,
cuando la luna baila en la ventana.

No morirás amada mía,
en mis ojos serás estrella,
en mi manos arcilla
y en mi corazón serás un latido.
y cuando la muerte de la hora,
sabré que me esperarás en el sendero

Ella:
Allí te esperaré
y bailaremos unidos
al son de sinfonías mágicas
y sin ser materia,
seremos la ilusión
que florece en luz,
pues cuando se ama,
la vida continúa.