Los Fariseos al escuchar las alabanzas y gracias que a grandes voces el pueblo le daba a Dios, le pidieron a Jesús que los callara y Jesús les respondió, “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían”, Yo soy una de esas piedras a las que el señor Jesús, se refirió. Siempre lo he dicho no soy bueno, no merezco llamarme hijo, entonces me conformaría tan solo con ser una de esas piedras que alaban y agradecen a Dios, por todo lo maravilloso y bueno que es conmigo, por estar a mi lado siempre, por las veces que equivocadamente me salgo del camino y él con mucha paciencia me sigue esperando, Lo alabo porque sin yo merecerlo me ha regalado tres preciados tesoros que le pertenecen a él, a los que ahora llamo hijos, lo alabo porque me da inmerecidas alegrías, lo alabo porque me da consuelo en los momentos de dolor, de aflicción, lo alabo porque las veces que hablamos me hace entender lo mucho que nos ama y lo poco que lo amamos, tratando así de que aprenda a ser un buen padre, pues no importa lo mucho o poco que nuestros hijos nos puedan amar, lo importante es que nosotros los amemos sin importar nada, sin juzgar, como Dios lo hace con nosotros, lo alabo por la vida que me sigue dando, por los días que me siguen acompañando, Por todo eso mi Dios, permíteme ser al menos como una de esas piedras que te alaban y te agradecen por estar aquí. |