La mano es siempre más corta que la caricia
el beso no se acaba con su muerte
el amor es siempre la estatura que no se alcanza
Vivir es como estar en préstamo por la vida
se vive para ser y para morir
la muerte del río es sangre blanca para el mar.
No recuerdo los olvidos que he tenido
pero sé que entre tan memoria,
a lo menos el aire o el eco mudo de mis silencios,
se extenderán como lupas
cuando los ojos del nuevo día cieguen por fin los añosos paradigmas.
No sé con certeza hacia dónde va mi vida
pero la muerte es la última condena defintiva.
Anduve por la vida, caramba que anduve por la vida
pero la vida no es simplemente andar
¡se viven tantas cosas que nunca se anduvieron!
¡se hicieron tantos caminos solo por hacer caminos!
¡Se tuvieron tantas esperanzas siempre!
Líquido mi modo de hablar, acerosas mis palabras
mi verso y mi vivir no dan para comentario.
Entre lo que soy y mi vida se escucha alegre una canción.
Si a alguna parte voy,
voy siempre a perseguirme, sí o sí
no logro concebir mundo donde yo no esté.
Innobles pretensiones mías,
lo que queda de mi vida no da para exigir cosa alguna.