De corazón parte 2
Los días pasaron y Arturo sabía perfectamente lo que me pasaba
-hola ¿tienes un minuto? – pregunta Arturo.
-sí, claro. Mary termina de atender a la señora por favor. ¿Qué pasa? Toma asiento.
-te he visto triste. ¿Es por lo de salvador? ¿Verdad?
-pues ya sabes cuál es la respuesta –¿ no se me nota la tristeza? Me digo a mi misma
-es un buen muchacho.
-no puedes decir eso de alguien que hace pocos días consiste. – dije
-lo sé, pero es buena persona. Me pregunta por ti. Que donde trabajas, donde vives, quien eres.
-¿y que le has dicho? si se puede saber.
-nada solo que eres estilista, y que eres muy distante.
-no le hables de mí. La vida me ha demostrado que nací para estar sola.
-no, eso no es verdad. Eres una mujer muy joven que tiene mucho que dar. Creo que no te mereces estar sola.
-¿Viniste a hablar de él? - le pregunté molesta.
-no por supuesto que - dijo el notando mi molestia - Beto va a bautizar a su hija, como el casi no sabe de ti y no te ve con frecuencia me pidió de favor que te avisara.
- sin ningún problema podré asistir.
-te mandó la invitación. –
-los cristianos no creemos en la virgen, pero respetamos a lo que si creen en ella. Creo que ya se lo que le voy a comprar.
-bien nos vemos en la iglesia. no le falles.
El día de la fiesta llegó. Todos de pipa y guante en carros último modelo como el mío. No era una simple estilista, era una estilista profesional, que ganaba a la semana más de 45 mil pesos, tenía lo suficiente para vivir bien.
-¡samia! Qué bueno que viniste.
-recibí tu invitación. Gracias por tomarme en cuenta. – le respondí a su amabilidad.
-haz estado muy alejada.
-el tener tu propio negocio te absorbe por completo.
-si me imagino. – después de hacer una pausa invitó a todos a pasar a la iglesia.
Entrar a una iglesia al que alguna vez perteneciste me hace sentir rara. Ahora pertenezco a otra religión, aunque nadie lo sabe solo Arturo.
La misa empezó pero en ningún momento recé preferí guardar silencio, escuchar con respeto. En la iglesia no vi a salvador, me imagino que se debe a sus ideas.
Llegando al salón de fiestas me senté en una mesa, y muchas amistades preguntaban a que se debía mi alejamiento, mi respuesta siempre fue “tengo que atender mi negocio.” La pequeña festejada llegó y la pude cargar. Al tenerla en mis brazos sentía que mi corazón se me salía, al ver a esa hermosura me imaginé siendo madre pero a la vez pensaba que nunca tendré la fortuna de ser madre. El encanto se terminó cuando llegó salvador.
Sirvieron la comida, pero para mi desgracia él se sentó en la misma mesa que yo. Junto con Arturo y su esposa Miriam.
-¿porque no fuiste a la misa? – pregunta Arturo a salvador.
-porque saben que soy ateo - responde frió el tipo.
-no por ser atoe, dejas de ir a una misa. – exclamé
-yo no creo en la iglesia. Ni en los milagros, ni en las coincidencias, ni en la fe, ni en nada que tenga que ver con religión. – responde salvador.
-puedes entrar a la iglesia siendo de otra región, escuchando con respeto. Dejar de lado la religión para darle importancia al significado de la amistad. Hay que aprender a dividir la religión del trabajo, de las relaciones.
-yo no lo veo así. – de nuevo reclama el hombre
-si me imagino. Permiso. – dije y me retiré de la mesa.
La fiesta siguió normalmente pero no regresé a la mesa. Pasadas las 7 de la noche tomé mis cosas y me despedí cordialmente de Beto y de su esposa. Fui a ver a la pequeña niña que dormía tranquilamente en su cunita, y me preguntaba si algún día tendré la fortuna de ser madre. Cuando salí al estacionamiento para no toparme con salvador me tuve que esconder cerca de un basurero.tener que esconderme de un hombre que en ese momento era de otro mundo. Días después fui a la congregación, llegue tarde porque no había donde estacionar el carro.
Cuando entré, el pastor decía “todos me preguntan, como llenar este vacío que siento por dentro y siempre les respondo, empezó hace 2000 años, y fue tratado como un criminal, si así es, se trata de Dios. El dio la vida por nosotros, denle la oportunidad a su corazón de dejar entrar a Dios, aquí en el pecho. Hace dos meses me encontré con una joven, me dijo que su novio nunca fue capaz de decir la verdad le dije “¿Qué verdad? le pregunté.” Su respuesta fue, soy gay. Y para ser aceptado fingió una relación con ella. Esta joven dice que no le iba a perdonar esa mentira. Le aconsejé que lo perdonara, que no cargara con esa situación en su espalada. Que le diera la oportunidad de hablar, vivir en la opresión social no es fácil, y que ella podría ser una de esas personas que lo aceptara tal y como es. La semana pasada me los encontré y hoy soy muy buenos amigos. Señores hay que ser capaces de perdonar, perdonarnos a nosotros mismos. Y amar a nuestro prójimo”
Continuara…
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