En vísperas de navidad de este año tan gélido sopla el viento para cruzar un ventanal sacudiendo las cortinas hechas de telas finas que cubren a éste, llega hasta la cama de una habitación la cual es el país de sueños y fantasías de una hermosa niña; acaricia su rostro de azúcar, con arrumacos le despierta susurrándole al oído con un sopló lleno de ternura cálida, acogedora; le pregunta: ¿Cuál era su deseo para la navidad que está por llegar?. Los destellos de la luna mágica de diciembre iluminan parte de sus sábanas, los rayos plateados se reflejan en sus hermosos ojos negros, “eternos ojos negros”, en ellos, se percibe un brillo propio, único, así como dos estrellas gigantes, con una ternura, una inocencia, alegría, un amor por la vida, por todos los seres que forman parte de su mundo. Se incorpora esa bella criatura. Cae sobre sus hombros una fina cabellera cual seda hilada de oriente con un matiz cobrizo con destellos de oro sin templar.

—Ya sé, —responde.

—Quiero que todos los niños de la tierra, nuestro planeta, tengan papás en esta navidad, que tengan una familia en noche buena y para siempre; que todos los animalitos tengan un hogar, a alguien que les cuide con amor y les haga saber que también son importantes en nuestra esfera de vida. Ella, de no más de cuatro años, tierna como muy pocas niñas de su edad del lugar en donde vive. Posee un corazón puro como nunca hubo uno igual sobre la faz donde habitamos. De repente el viento calló su susurro, calmó su soplo. Pronunció el nombre de la bella muñequita y preguntó:

—¿Maya, y por qué deseas para los demás niños eso de regalo de navidad y no le pides al “Niñito Dios” algo para ti?

Ella contestó:

—Yo soy también parte de todos los “peques” del mundo y al pedir eso por y para ellos, también pido por mí, eso es… tú lo debes saber bien, lo que yo más deseo; mi alma no está contenta, porque, aunque yo sí tengo a mis padres, no están los dos conmigo. Algunas veces estoy con mi papi, me encanta estar con él, pero extraño a mi mami. Cuando estoy con ella, me siento amada, disfruto cada momento, río, canto y grito; pero me falta mi papá, sus cuidados, su protección… Una noche pelearon como siempre lo hacían, discutían siempre, pero a la mañana siguiente, cuando desperté, ya no estaba mi mamá en nuestro hogar. Al pasar los días, mi papá me abrazó, me dijo que ella volvería o que iríamos por ella, pero no sucedió así. Él, mi papá, me ha cuidado y me demuestra su amor pero me falta mi mami. Ella me llama por teléfono, o él, le marca para que yo pueda escucharla, me gusta su voz, pero no la puedo abrazar, ya no quiero hablar con ella por medio de un aparato tan frío y seco. Cuando ellos hablan siempre discuten y sé que es por mí, pero no ven cómo me duele. Por eso deseo que en el cumpleaños del “Niñito Dios” me traiga de regalo a mis papis juntos y que todos los niños del mundo tengan una familia, un hogar, que es lo que más deseo para mí también. Hace algunos días me trajo mi papá a ver a mi mami, estuve muy feliz, estuvimos juntos los tres, me encantó, hasta que ellos discutieron, como siempre lo han hecho; cada vez que sucede escucho mi nombre y creo que es por mi culpa, no me gusta verlos así, me pone muy triste. Estoy en casa de mis abuelos con mi mamá, me gusta cómo me cuidan pero no comprendo por qué ya no puede venir mi papi como antes y no lo quieren ver aquí. Si él, siempre, desde que era una bebé me ha cuidado. Cuando estoy con mi papá, con mis abuelos de allá, no comprendo por qué ya no va a verme mi mami como antes ¿por qué ya no estamos juntos los tres?.

Entonces respondió el viento:

—Qué tristeza escuchar eso, a pesar de que siempre te he observado, te he visto alegre, escucho tu risa, siempre que te veo voy a acariciar tu rostro y a jugar con tu pelo, me encanta ser deslumbrado por el brillo de tus “eternos ojos negros”. Yo iré con el “Niño Dios”, le diré tu deseo, lo qué necesitas que te otorgue esta navidad. Pero dime ¿Qué es lo que realmente quieres?.

—Deseo que sepan mis padres que los amo a los dos, que no prefiero estar con uno o con otro, quiero estar con los dos, no con uno y con unos abuelos o con los otros. Yo quiero que ya no discutan por mí porque eso me lastima. Quiero que esta navidad me regale una familia, un hogar, eso sólo podrá ser con mis papás viviendo juntos nosotros tres, que yo debo y necesito ser lo más importante para ellos; que aunque mi papá me ha cuidado, mi madre ha tenido que trabajar para darme lo que ellos creen que merezco; se olvidan de lo que realmente necesito, eso es el amor de ellos, de los dos, no de mami o papi, sino de mis papis; a ambos los amo y necesito, ya no quiero estar sin alguno de ellos, que estemos juntos, pero que ya no discutan por mí, que me cuiden y amen los dos; ellos son mis padres y no quiero elegir con cuál quedarme. Quiero a los dos y estar con ambos.

—Está bien, niña Maya, yo le llevaré tu deseo al “Niño Dios”, verás que él, el ser más bueno, en su inmenso amor y sabiduría te lo concederá, tu deseo será cumplido, así como lo pides; tocará sus corazones, comprenderán cuán equivocados están los dos, a ellos les regalará humildad de espíritu y almas comprensivas, verás que entrarán en razón, el amor que radica en sus corazones florecerá, tú, eres el fruto de ese amor que aún se tienen, pero su orgullo no los deja sentirlo y expresarlo como es realmente. Pero el “Niñito Dios” entrará en ellos, con ello te regalará una familia, el amor de tus padres, que ellos se amen porque tú y todos los niños del mundo merecen una familia, un hogar, no sólo en navidad, sino que para siempre, porque e amor del “Niño Dios” es inmenso y nos ama a todos por igual, pero desde siempre le sentimos y necesitamos más en NAVIDAD.


Alejandro Ornelas