La sangre sobre la nieve es más roja. Lo sé porque yo misma la he visto. Esta es una historia de venganza, mi historia de venganza. Hace diez años, la maldita de Flora torturó y asesinó fríamente a mis padres y hermano y no obtuvo castigo por su crimen. Dijeron que no había suficientes pruebas en su contra, aunque contaban con mi testimonio, siendo yo la única sobreviviente de la masacre. Incubé un odio profundo hacia esa maldita todo este tiempo, esperando el momento adecuado para vengarme de aquella psicópata. Tenía que ser, aparte, en el lugar indicado y a mi manera, para que todo fuera perfecto. Y todo ocurrió hace unas horas, con una facilidad tan increíble que hasta a mí me impresionó. La secuestré y la llevé a mi cabaña en el bosque invernal, lejos de la civilización y, ya ahí, le amputé los dedos y las orejas con un cuchillo de cocino, como lo hizo con mi familia; para luego, arrastrarla al patio trasero y degollarla como el animal rastrero que era, salpicando con su inmunda sangre la nieve circundante. Ahora ya todo fue consumado, los restos de Flora fueron devorados por los lobos y no quedó nada de ella, y ya he saldado las cuentas que tenía con mis difuntos parientes, con lo cuál me siento al fin satisfecha ¡Ah, pero qué maravillosa sensación de paz! |