ALQUIMIA

El rio volvió a aumentar su bramido, como de costumbre sus aguas solían agitarse a estas horas, cuando las sombras suelen externerse.El monstruo que habita a su diestra seguía serpenteando su cuerpo como intentando deglutir mejor su manjar negro: Borbotones de figurillas oscuras que le servían de alimento :Crac, crac, crac, era el sonido que ensordecía el día, con el abrirse y cerrarse de sus mandíbulas.
Pero si una era atenta a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, podía observar que al abrirse la mandíbula, por uno de sus costados chorreaba una estela de luces de colores ; si se adentraba un poco más se enteraba que ella provenía de una diminuta redecilla de espejuelos que se agitaba en el aire, como cuando el pizzero oxigena su masa y si se detenía a seguir observando aprovechando esos lapsos de tiempo tan veloces como son el abrirse y cerrarse de una mandíbula de monstruo, podía darse cuenta de la presencia de un duendecillo que capturaba en esa redecilla de espejuelos a aquellas figurillas oscuras que pasaban ilesas del mordisco;las agiataba en el aire hasta que aparecia otra igual a el -de luz -y así fueron apareciendo una legión que se volvió fuerza y pudo mantener abiertas para siempre aquellas mandíbulas y las estatuillas oscuras devoradas a diario, se hicieron de luz y supieron de sus esencias humanas.
Autora:
Inés Ramos Linares.