Estos últimos años, después de haber sufrido varias caídas que me han llevado a tomar y retomar mis antiguos vicios, decidí que volveré a ser yo.
Decidí ser yo, para mí, porque nada me haría más feliz. Decidí ser yo, y para nadie más, porque cuando descubrí que cuando un cambia para alguien más... en realidad no se entrega nada. Decidí ser yo, porque descubrí a la vez, que la persona más abandonada de mí, en realidad era mi propia persona... y me necesitaba más que nadie.
Adiós las máscaras que me atrapaban en una tremenda lista de absurdos, buscando la felicidad en el corazón ajeno. Adiós a las historias románticas, que son en su mayoría una pila de basura fácil de vender... y muy tentadora de comprar. Ya crecí... y me di cuenta que mi opción de vida es no necesitar a nadie.
No busco que me critiquen y opinen de eso... porque muchos buscan estabilidad al estar con alguien y dicen que es natural compartir la vida con una pareja... pero yo digo al diablo con las leyes del mundo, con las leyes de los libros de la gente de antaño que de alguna manera logran inmiscuirse en este mundo moderno. Hay especies que viven perfectamente en solitud y nadie las critica, pero no las aprecian... Por eso la gente encuentra ternura y se identifica en las aves monógamas, pero yo me identifico con el cangrejo ermitaño... que por tener un corazón blando está obligado a resguardarlo de los males de este mundo buscando una armadura que lo proteja. Se siente cómodo viviendo así... es su forma de vida, a lo igual que la mía. Mi armadura es tremenda y pesada, pero cuando me escondo en ella, me siento fuerte y puedo estar en paz... y paz me di cuenta que es lo único que necesito... si a ustedes les gusta tener un estilo de vida parecido al de una montaña rusa, allá ustedes, pero vivir así no es lo mío... aunque no me mal interprete, porque sé que hay gente que me necesita... y siempre pueden contar conmigo, aunque a veces no sepa qué hacer por ellos... aunque ellos nunca entrarán a la caracola que me protege.
Admito que cometí un error al refugiarme en otra persona, porque los seres humanos son débiles- y eso me incluyo- pero ahora, con mi corazón aplastado volví a la armadura que dejé botada por las tentaciones de la vida, que me llevaron a buscar una casa más blanda... y volví a ser feliz, porque pude meditar y abandonar mis pecados del pasado para regresar a la persona que fui y pretendí olvidar... y lo hice; florecí... me reconecté y encontré mi vocación.
Decidí que viviré para mi propia persona... y me olvidaré de esas máscaras que me escondieron por tanto tiempo. Por un tiempo pretendí ser un ave, volando buscando un nido para hacer, pero yo no soy un ave. No puedo ser un ave, y jamás debí haber querido ser un ave... porque eso va en contra de lo que soy... y lo que soy, es un cangrejo ermitaño... y me va de fábula. |