EL ROMPECABEZAS

Es su cumpleaños desde la mañana temprano.
Ya ese chico retoza con su perrito en el jardín.
Juguetón regalo sorpresa que su padre le dejó.
No obstante su madre lo llama a la habitación.
De mala gana deja el juego y acude sin chistar.
Ahí le da el suyo, un rompecabezas para armar.
No era lo esperado, y menos quedarse encerrado.
Más sin discutir decide armarlo, o al menos intentar.
No concibe para qué sirve eso, siendo tan dificultoso.
Piensa en una prueba de inteligencia, lo más aburrido.
Pero rápido encaja cada pieza hasta llegar a la última.
Que no está, y solo le queda reclamársela a su madre.
La puerta está cerrada con llave, y no sabe el porqué.
A punto de gritar oye la voz de su mamá por detrás.
Espía por la cerradura, y la ve salir del dormitorio.
Golpea y la sigue un hombre que no es su padre.
Regresa sobre sus pasos y odia al rompecabezas.
No entenderá lo que no se explicita por completo.
Rota está su cabeza y así lo dejará sobre el piso.
Lo alza furioso y debajo está la parte extraviada.
Calza perfecta, hora de comenzar a comprender.