Ahora que estoy en casa, he podido ir al bar de los conversadores, dícese de aquel puestito donde algunos borrachitos y borrachitas cuentan sus desaires, idilios y armonias; dícese de aquel rinconcito donde cada uno se detiene y no siente más que placer y recuerda.

Ahora que estoy en casa, doy vueltas por mi centro de Lima, por mi gran Plaza San Martín, pertenezco a ese hombre que tambièn es mujer, de manera adherente y mirarlo, mirarla pormenorizadamente me deja sin respiro, me deja pensativa, me deja infrecuente, me deja triste, me deja alegre, me deja enamorada, me deja combatiente.

Ahora que estoy en casa, estoy con Sharon y además en una de las ciudades más tóxica de América Latina.
Mi corazón bambolea, bambolea y no piensa más que en Lima entera.

Ahora que estoy en casa quiero avanzar con ella.