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"Zombis"

La puerta estaba abierta, así que ingresé y fui directo al aula del 2º grado “B”; sin embargo, habría que andar con cuidado a fin de no topar con alguno de los niños que corrían de un lado a otro tratando de alcanzarse. Estaban jugando “Los Zombis”, un juego que han adaptado de los films que se estrenan en la pantalla chica, en la que se recrea a una sociedad que ha sido infectada por un virus desconocido, que mata a animales y seres humanos. Luego cobran vida y se desplazan tambaleándose, hambrientos de carne “fresca”. Los sobrevivientes tienen que escapar, pues a la mínima mordida, ellos se infectan, mueren y pasan a formar parte de la población Zombi. Aproximadamente eran unos diez. Los mismos de siempre. Sus padres siempre les recogían tarde. Ora por la distancia en que vivían, ora por el trabajo que no les permitía llegar temprano, ora por su irresponsabilidad. Por un momento pensé que también estaría jugando “Los Zombis”, pero no estaba allí. La puerta del salón estaba abierta. Sentada en su escritorio la profesora Carmen revisaba los cuadernos de los últimos chicos que se alistaban para salir. Y allí estaba, concentrado, poniendo su máximo esfuerzo, por momentos se levantaba de su carpeta, se volvía a sentar, asentaba el lápiz, borraba y volvía a pasar el lápiz. Ni siquiera ha notado, mi presencia.

Me acerqué, entonces, al escritorio de la profesora y me presente como la tía de Juanito, a la vez que le pregunté por el rendimiento académico de mi sobrino, a lo que ella me respondió: ¡Pobre niño! 05 es su máxima nota. ¡Cuánto daño le han hecho! El año pasado era un alumno regular. Ahora, ya no sé qué hacer. Sus palabras me conmovieron y sentí a la vez una gran admiración por esa maestra, sentí como ella sufría también el dolor de su alumno. La vi como una madre que sufre a sus hijos. Sentí que me quebraba, así que con esfuerzo atiné a decir ¿por qué maestra? Ella más tranquila me invitó a sentarme, preguntó que parentesco tenía con Juanito y me agradeció por haber ido. El niño está solo – me dijo con un tono de decepción - ninguna tarea que lleva para su casa lo trae hecho. Su padre es un arrogante, aquí no colabora ni para las copias, ni para el agua que como aula compramos para el consumo de los niños. Ha venido a echarme la culpa ante el Director por su bajo rendimiento, cuando él no le dedica ni un minuto de su tiempo para revisarle sus cuadernos y ver que desarrolle sus tareas. Si sigue así, uno de estos días lo denuncio ante la fiscalía. Y su madre… ¿cómo es posible que una madre abandone al hijo de sus entrañas? Los problemas de los padres jamás deben afectar el desarrollo de los niños. Tiene razón, maestra – le interrumpí- al tiempo que relacionaba las palabras de la maestra con los hechos que conocía a detalle, pues mi madre a través de su celular me mantuvo al tanto desde que iniciaron los problemas en casa de mi hermano. El vicio del “Casino” terminó degenerándolo, a tal punto que sostenía una relación con una mujer viuda, 10 años mayor, solo por el dinero que ella le daba. Dinero que terminaba en las máquinas “Tragamonedas”. Mi cuñada después de soportarlo unos cuantos meses, se fue de la ciudad con otro hombre, sin importarle que su niño aún fuera pequeño y que necesitara de sus cuidados. Luego la escuché, un poco más, a la vez que aproveché para solicitarle paciencia y dedicación especial para mi sobrino, a lo que ella me consoló diciendo que pierda cuidado, pues el niño recibirá un trato especial.

Me levanté, y fui a ver Wilson. Se notaba tranquilo. Satisfecho. Con esa satisfacción que uno siente cuando ha logrado algo y se dice para sí: “tarea cumplida”. Sentí, entonces, que había esperanzas. Me sentí orgullosa.

Al salir del salón de clase me pidió permiso para unirse al juego, a lo que asentí, diciéndole: ¡solo por unos minutos! Mientras jugaba, saqué su cuaderno de la mochila para revisar lo que había escrito. Abrí sus páginas y en vez de las tareas me sorprendió lo que había dibujado con tanto esmero. Él disparaba a una multitud de “Zombis” que lo perseguían entre los que se encontraba su padre y su madre con un aspecto repugnante.

Texto agregado el 26-11-2013, y leído por 213 visitantes. (1 voto)


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