Paz,
la luz que desprende el cuarto,
desde la más efímera línea exterior
hasta los tesoros más internos de mi alma.

No busco quedar bien,
no busco dinero,
ni fama,
ni ganar,
ni perder.

No tengo órden.
¿Para qué?

He abandonado
mis viejas costumbres,
mi casa cómoda,
mi casa de papel
para salir a la calle a chillar.

Chillaré como los cerdos
el último minuto en el matadero.
Chillaré a la vida,
chillaré a nadie.
Me vaciaré
de todo,
de nada.

Ignoro saberlo,
aunque conozco el porqué.

Me han abierto el pecho
y lo han puesto del revés.
Me han retorcido el pensamiento,
me han convertido en mí.

Me han abandonado en una senda perdida
aquellos a quienes jamás conocí.
Me engañaron, me escribieron poesías,
y otras mierdas varias que jamás sentí.

Me late el corazón
todavía agujereado;
no lo entiendo,
no lo comprendo,
¿acaso esto funciona así?